He decidido comenzar el año con el cerebro programado en positivo. Más de lo habitual, quiero decir. Y no es que la cosa de la actualidad dé para muchas alegrías, que para eso me va mucho mejor seguir programada en modo poli-mili, que ya estoy acostumbrada y no desgasto ni neuronas ni engranajes.
Pero un propósito de Año Nuevo es un propósito de Año Nuevo y para uno que me hago en mi vida voy a tratar de cumplirlo. Y menos mal que la Vicepresidencia del Gobierno de Cantabria, por medio de su Dirección General de la Mujer, y el Ayuntamiento de Torrelavega me han puesto el arranque, que siempre es lo más difícil, muy facilito. Ayer, Lola Gorostiaga, la vicepresidenta, y Blanca Rosa Gómez Morante, la alcaldesa de Torrelavega, acompañadas de Chabela Méndez, directora general de la Mujer, y Lidia Ruiz, concejala de Igualdad de la capital del Besaya, firmaron un convenio para la dinamización del centro Espacio Mujeres Torrelavega y presentaron la programación para este nuevo año.
Pero un propósito de Año Nuevo es un propósito de Año Nuevo y para uno que me hago en mi vida voy a tratar de cumplirlo. Y menos mal que la Vicepresidencia del Gobierno de Cantabria, por medio de su Dirección General de la Mujer, y el Ayuntamiento de Torrelavega me han puesto el arranque, que siempre es lo más difícil, muy facilito. Ayer, Lola Gorostiaga, la vicepresidenta, y Blanca Rosa Gómez Morante, la alcaldesa de Torrelavega, acompañadas de Chabela Méndez, directora general de la Mujer, y Lidia Ruiz, concejala de Igualdad de la capital del Besaya, firmaron un convenio para la dinamización del centro Espacio Mujeres Torrelavega y presentaron la programación para este nuevo año.
Alguien habrá a quien le parezca que la cosa no tiene la menor importancia, pero a mí me ha parecido una inciativa estupenda. Quizá se lleve haciendo este tipo de cosas una eternidad, discúlpame, Chabela, sé que es así en muchos casos, pero no le había prestado la atención debida hasta ahora. Me ha parecido magnífico que exista un espacio donde las mujeres, además de aprender y dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas, culturales o deportivas, rompan tabúes, colaboren entre ellas y con otros, mejoren sus relaciones sociales, aprendan a gestionar su tiempo, desarrollen el autoconocimiento, destruyan estereotipos, aprendan a gestionar y desarrollar proyectos, en definitiva, desarrollen libremente su capacidad de participación en la sociedad. Por todo ello, las felicito y felicito a las administraciones implicadas, a Lola, a Chabela, a Blanca Rosa, a Lidia.
Parecerá cosa de Perogrullo, pero parénse un rato a pensar sobre ello y verán que no lo es, ni mucho menos. Hasta hace bien poco, y aún ahora, los únicos centros para mujeres que decoraban los pueblos y barrios de nuestra región dedicaban sus esfuerzos e infraestructuras a labores ‘propias de nuestro sexo y condición’. Es decir, a realizar labores de punto de cruz o macramé, dependiendo de la situación del centro; o a impartir cursos de cocina, eso sí, casera, que de la de restauración va por la vía oficial y, ya se sabe, los mejores cocineros siempre son hombres. Y las mujeres son las peores enemigas de las propias mujeres. Y son débiles. Y necesitan que las defiendan. Y su sitio está en la casa, cuidando de la familia. Y están programadas para ser madres, enfermeras, maestras... Perogrullo acaba de irse a hacer cola en la idem del paro.
Me gusta esta forma de hacer política. Ofrecer espacios y medios para, como dijo ayer la vicepresidenta, “generar ciudadanía”.
Me ha quedado la cosa un tanto pelota ¿verdad? Es lo que pasa cuando me gusta algo, que no me da apuro decirlo. Y miren, este Gobierno es mejorable pero, en general, me gusta.
(Publicado en AQUÍ DIARIO el 5 de enero de 2011).
Parecerá cosa de Perogrullo, pero parénse un rato a pensar sobre ello y verán que no lo es, ni mucho menos. Hasta hace bien poco, y aún ahora, los únicos centros para mujeres que decoraban los pueblos y barrios de nuestra región dedicaban sus esfuerzos e infraestructuras a labores ‘propias de nuestro sexo y condición’. Es decir, a realizar labores de punto de cruz o macramé, dependiendo de la situación del centro; o a impartir cursos de cocina, eso sí, casera, que de la de restauración va por la vía oficial y, ya se sabe, los mejores cocineros siempre son hombres. Y las mujeres son las peores enemigas de las propias mujeres. Y son débiles. Y necesitan que las defiendan. Y su sitio está en la casa, cuidando de la familia. Y están programadas para ser madres, enfermeras, maestras... Perogrullo acaba de irse a hacer cola en la idem del paro.
Me gusta esta forma de hacer política. Ofrecer espacios y medios para, como dijo ayer la vicepresidenta, “generar ciudadanía”.
Me ha quedado la cosa un tanto pelota ¿verdad? Es lo que pasa cuando me gusta algo, que no me da apuro decirlo. Y miren, este Gobierno es mejorable pero, en general, me gusta.
(Publicado en AQUÍ DIARIO el 5 de enero de 2011).
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