miércoles, 5 de septiembre de 2012

No habrá más penas (ni), Olvido



Está claro que a este país de mis entretelas  no le viene bien el nombre de Olvido. Nada bien. No provoca más que escándalos. 

Se escandalizó el españolito de bien hace más de tres décadas ya, cómo pasa el tiempo cuando una se lo pasa bien,  con una Olvido de 14 años que nos llegó de México dispuesta a sacarnos de ese letargo pacato en  que tan cómodos nos encontrábamos a base de una imagen trasgresora (qué risa tonta nos da ahora, eh) y unas letras en sus canciones que, a fuerza de terrores en el supermercado, horrores en el ultramarinos y botes de Colón (lo de aquel sosías de Hernández Mancha con su búsqueda, su comparación y sus tonterías aún tardaría en llegar), hicieron que los bienpensantes  de guardia pusieran el grito en el cielo y aún no ha bajado. El grito, quiero decir, que los bienpensantes siguen en su puesto bajo los luceros.

Han pasado más de 30 años y miren ustedes por dónde, queridos míos, que hoy nos volvemos a escandalizar por un Olvido.  No, no me refiero al olvido en que han quedado los derechos laborales de los trabajadores; ni al olvido al que la alegre muchachada está relegando al Estado de Bienestar; ni al olvido de aquellos tiempos en que el hijo, ¡y hasta la hija!, de un trabajador tuviera las mismas oportunidades para estudiar que el hijo, ¡y hasta la hija!, de un rico (que es que también, vamos provocando); ni siquiera me refiero al olvido que hará que, en breve espacio de tiempo, no recordemos cómo fue aquello de la Democracia, por resumir. Ustedes, que son listos como ajos (nunca entendí muy bien esta comparación, pero eso es otro tema), ya habrán deducido que me refiero a Olvido Hormigos y su dimisión.

Nos enteramos hoy de que Olvido, concejala socialista de Los Yébenes, tuvo la idea de grabar un vídeo para enviar a su marido. Y como en vez de elegir de guionista a Corín Tellado, pongamos por caso, le pareció más oportuno el formato reality y se lanzó sin mojigaterías a grabarse mientras se masturbaba, el país ha entrado en crisis. En OTRA crisis, quiero decir. 

Ah, ¿que no se lo he dicho? Claro, si es que a veces no me explico. Resulta que Olvido graba el vídeo y se lo manda a su esposo. O sea, lo normal, dirán ustedes. Inocentones míos. Es que hay más. Alguien se hace con el vídeo en cuestión y lo sube a las redes. Y antes de que estalle el escándalo, Olvido decide dimitir de su puesto de concejala “para no hacer daño a su familia ni al partido”. Y no, querida Olvido, eso sí que no.

Sobre el daño a tu familia no me corresponde a mí opinar, puesto que es un ámbito tan privado tuyo como lo era el vídeo hasta que alguien, sin el más mínimo sentido de la ética, se tomó la libertad de hacerlo público. Y aquí es donde debería entrar en acción la policía, como  en cualquier buena obra de intriga, que siempre le da mucha vidilla a la historia. Pero sobre el daño al partido sí, sobre eso sí que voy a opinar. 

Al partido se le puede hacer daño de muchas maneras y, ya que estamos, entre unos y otros, las hemos ensayado todas. Pero tu vídeo no es una de ellas. No puede serlo en este partido. No entre quienes creemos firmemente en la libertad de las personas, la sexual incluida. No entre quienes reclamamos, ayer mismo sin ir más lejos, el respeto a la salud sexual y los derechos sexuales de las personas. No para quienes presumimos, porque podemos, qué leche, de feministas (absténganse los espontáneos de redefinirme el término, por su madrecita santa se lo pido, que ya nos conocemos y nos entendemos todos). No, Olvido, no. Al PSOE y a sus militantes, y así te lo han comunicado ya, no nos escandaliza tu vídeo ni puede dañarnos. Eso queda para otros.

Queda para quienes se escandalizan por una sexualidad vivida con normalidad mientras pagan por practicar sexo con mujeres y hombres que sólo están a un escalón, muy estrecho, a veces prácticamente inexistente, de la esclavitud. Queda para quienes, mientras se dan golpes de pecho (que un día se van a hacer daño, verán) los domingos por la mañana (los sábados por la tarde, que también vale, si hay que ir al puticlub en un horario discreto, que por la noche se pone aquello que no cabemos, José María) miran hacia otro lado cuando algún miembro de la Santa Madre Iglesia decide vivir su propia sexualidad sin preguntar al menor de turno qué le parece la idea. Queda para los que, desde el sillón del Ministerio, criminalizan el aborto, dan consejos de abuela (de abuela de Pilar Primo de Rivera, concretamente) sobre lo que significa ser una verdadera mujer, y comparten mesa y mantel de partido político con quienes pagan viajes a Londres a sus hijas. Para  quienes cierran centros de atención a las víctimas de violencia de género. Para quienes recortan la Ley de Dependencia y devuelven a las mujeres a ser enfermeras no remuneradas de los suyos. Para quienes recortan en Educación y sacan la Igualdad de los temarios. Para quienes apuestan por la educación segregada y pretenden que la paguemos todos. Para todos esos que piensan que las mujeres somos ciudadanos de segunda y daros por contentas. Para quienes incluyen las palabras ‘bollera’ y ‘maricón’  en el capítulo de ‘insultos con gracia’ de su reducido vocabulario. Para todos ellos, Olvido, pero para ti, para nosotros, no.

No te puedo garantizar, qué más quisiera yo, que la letra del tango se vaya a cumplir y no haya más pena (ni),  Olvido. Pero sí que cuentas con mi apoyo, con nuestro apoyo. No has hecho nada reprobable. De eso ya se encarga otra gente. Esa gente.

sábado, 19 de mayo de 2012

Algo personal


A estas alturas del cuento creo yo que ya nos vamos conociendo y no les descubro nada nuevo, queridos amigos, si les confieso que tengo una mente obtusa. Que ya no sé si eso es bueno o malo, simplemente es un ‘esto es así’ de libro.

Lo que sí resulta es incómodo, desde aquí se lo digo. Porque no me queda nada bien la cara de pasmo. Y llevo casi un año sin apearme de esa expresión. Si es que no me miro al espejo porque me doy pena de llorar amargamente. Imagino que no tengo que decirles que en los últimos cinco meses se ha ido acentuando cosa mala. Se me está poniendo una cara de Ron Perlman en ‘El nombre de la rosa’ que no va a haber Corporación Dermoestética que pueda con ella. 

Y lo peor no es eso, lo peor es que me tengo que contener cada día para no tirarme a la calle, bidón de gasolina y cerilla en mano, al grito de ¡¡Penitenciagite!! a quemar Consejerías y Ministerios. Por joder, más que nada. Por joderles la juerga recortadora a la alegre muchachada. Ya que se han empeñado en acabar con todo y se les nota que disfrutan haciéndolo al paso alegre de la paz, sería una jugarreta hacerlo de forma rápida y procurando ahorrar sufrimientos a los damnificados. 

Dirán ustedes, queridos, y dirán con razón, que qué tendrá que ver mi mente obtusa con mi recién estrenado afán pirómano.  Pues que si no soy yo muy lista para entender la razón de que mis gobernantes hayan entrado en esta espiral de destrucción del Estado de Bienestar, por nuestro bien, eso sí, lo suyo sería que alguien me lo explicara. Pero resulta que, el día que se dignan a bajar del pedestal y dar alguna explicación, en vez de salir corriendo por la puerta de atrás, esta es tan peregrina que dan ganas de cogerla de la mano, como María del Monte. Eso cuando no es diretamente falsa.

Me explica mi presidente regional, un tal Ignacio Diego, que va a cerrar la residencia de mayores de La Pereda porque el edificio tiene “deficiencias estructurales” y no reúne los requisitos para prestar una correcta atención a los ancianos. Qué sensibilidad, qué capacidad de reacción (lleva diez meses de presidente, que quieran que no ya va siendo un tiempecito), qué sentido de la responsabilidad… Qué cara más dura. Porque resulta que pasados unos días también nos cuenta que en caso de no encontrarse uso público al edificio (pero, oiga, ¿no hemos quedado en que se está cayendo?) se pondrá a la venta. Y claro, yo ya me lié. No puede ser ¿no? que el presidente regional quiera hacer caja con la venta de un edificio situado en la mejor zona de Santander a costa del éxodo de 94 ancianos a los que, entiendo, bastante les habrá costado llegar a considerar dicha residencia su hogar. No, no puede ser. Lo he debido entender mal.
Como también, seguramente, formará parte de mi retorcida e incapaz mente la sospecha de que algo tendrá que ver el cierre con la construcción de una residencia privada al lado mismo de la que van a dar cerrojazo. ¿Ven como tener una mente obtusa es algo incomodísimo que puede llevar a la producción indiscriminada de ‘inshidiash’? Y yo con estos pelos que no hago vida de ellos.

Pero es que no acaba aquí la cosa. Resulta que pasan las horas y los días y el infame, con persona interpuesta, que dar la cara no es lo suyo, comunica a residentes y trabajadores que tienen diez días de plazo para desalojar y largarse, los unos, a otras residencias (que le vamos a tener que regalar al presidente regional un mapa para que sitúe Mortera y Puente Arce, que no están precisamente lo que se dice en los ‘alrededores de Santander’), y a la puñetera lista del desempleo, los otros.

Y tampoco acaba aquí la cosa. Que siguen pasando las horas y nosotros siguiendo, ávidos de información y lexatines, los dimes y diretes de La Pereda nos enteramos que, lejos de estar a punto de la ruina total, en dicho edificio se invirtieron casi cuatro millones de euros desde 2005, con la sana intención de adecuarlo a las exigencias de la recién aprobada, entonces, Ley de Dependencia. Pero, claro, entonces campaban por sus respetos otros presidentes, otros consejeros, rojos peligrosísimos que se empeñaron en jodernos el déficit público dando servicios a quienes más los necesitaban. Servicios que, ¡pásmense!, ¡oh anatema!, consideraban los muy delincuentes que eran derechos adquiridos en un país donde campaba por sus respetos un tal Estado de Bienestar que, por ejemplo y vuélvanse ustedes a pasmar, garantizaba la Educación y la Sanidad gratuitas, universales y de calidad. ¡Habrase visto!

Cuando, como dios manda y la iglesia recomienda, pudimos echar a estos perroflautas del Gobierno regional, aún quedaban pendientes de gasto  450.000 euros que estaban previstos para garantizar la correcta accesibilidad al centro. Sólo era cuestión de licitarlos, como así hizo el nuevo Gobierno regional, que el cielo confunda eternamente, para meses después anular la licitación y anunciar el desahucio y cierre del centro.

Y mi mente obtusa no puede evitar preguntarse si esta gente que nos dirige, que no gobierna, duerme por las noches. Si su conciencia está tan blanca como su encefalograma. Si no se despiertan sobresaltados soñando ser asaltados a bastonazos por todos y cada uno de los ancianos a los que están tratando como mercancía que se puede trasladar de almacén cuando uno lo considere oportuno porque bussines is bussines… Son tantas cosas las que me pregunto que tengo los rizos en permanente estado de alerta. Y sin previsión de volver a su sano ser.

Eso sí, lo único que me queda claro de esta y tantas otras macarradas (otro día les hablo de mi amigo The Opus Man) con las que nos amenizan los días, es que, como diría el maestro Serrat “entre estos tipos y yo hay algo personal”. Y tiene mala solución la cosa.

martes, 21 de febrero de 2012

Jóvenes, éramos tan jóvenes

La pasada primavera un buen grupo de gente que alguna vez participó de las actividades del Consejo de la Juventud de Cantabria nos reunimos en una comida para celebrar los 25 años de su creación. Fue un día estupendo en el que muchos nos volvimos a ver, algunos nos conocimos y todos recordamos a los ausentes. Por supuesto, se comentaron las actividades del CJC, pasadas y presentes, y se presentaron algunas pinceladas de las futuras que ya no podrán ser. Pero, como siempre en el Consejo, las protagonistas fueron las personas. Porque su propia existencia es la historia del compromiso de muchas personas de trabajar para otras personas, los jóvenes.

Ahora, nos anuncian que “se suspende la actividad” del CJC. Puro eufemismo. Desaparece el CJC. Y no porque su mantenimiento vaya a librar a las arcas públicas de tal cantidad de dinero que ya no hará falta que suspiremos por la cortedad de miras de quien rechazó el impuesto de sucesiones. No. Desaparece porque quien tiene la responsabilidad política de velar por sus ciudadanos ni cree en ello ni está en su agenda creer algún día. Desaparece porque quien nos gobierna ve en la juventud un peligro. Porque la capacidad de rebelarse de los jóvenes; de criticar lo establecido; de asociarse para reivindicar sus derechos, que son los de todos; de cuestionar; de trabajar; de dar lecciones de civismo son armas peligrosas para quien no cree en la libertad.

En estos 25 años, el CJC ha cumplido su objetivo leal y puntualmente. Se creó como interlocutor de los jóvenes con la administración y la sociedad. Y lo ha sido. Los jóvenes cántabros se han visto representados ante los diferentes gobiernos porque allí estaba el CJC para representarles. Para exponer ante las fuerzas vivas sus inquietudes, sus reclamaciones, sus problemas y para pedirles soluciones. Sería un auténtico coñazo detallar los cientos de actividades que se han llevado a cabo gracias al empeño de esos peligrosos insurgentes, y para coñazos ya tenemos los reality shows.

Y ahora, que el presente es tan negro y el futuro más incierto que nunca, la alegre muchachada nos cierra el Consejo. Y coincide en el tiempo con la campaña de recortes en Educación que Mariano Manostijeras está llevando a cabo, consejeros de la misma en las Comunidades Autónomas mediante. En el mismo tiempo en que los alumnos valencianos están descubriendo en sus propias carnes lo que significa la expresión “correr delante de los grises”. Sí, ya sé que ya no van de gris ni nosotras de azul, pero lo importante es el concepto y este es que son más grises que nunca. Ahora corren detrás de peligrosos niños y adolescentes armados con el bocata de la merienda y mandarinas antipersonas y pertrechados tras subversivos libros de texto y literatura. Tirant lo Blanc es lo que tiene, que siempre fue un rebelde y un subversivo de libro.

¿Es casualidad? Permítanme que no lo crea. Con la que nos han preparado, más bien tiendo a pensar que lo que la muchachada pretende es una generación de jóvenes corderos que balen al son que les tocan pero de forma individualizada. Que si se juntan, aunque sea a jugar a la Play, pueden ser un problema. No les interesan los jóvenes formados, informados, asociados, comprometidos, no sea que les salgan por peteneras y protesten; que les enfrenten con sus propias contradicciones; que se vengan arriba y se nieguen a pasar por el aro, en definitiva, que ejerzan de jóvenes.

Por fortuna, somos muchos los que creemos que para conseguir un futuro razonable hay que llevarle la contraria a esta gente y que estaremos allá donde nos reclamen estos y cualesquiera otros jóvenes que pretendan cambiar el orden de las cosas. Seguramente no siempre de acuerdo con sus postulados ni sus reclamaciones pero reivindicando su presencia y que se escuche su voz.

Imposible no recordar mientras escribo esto a muchos de los que fueron algunos de esos jóvenes comprometidos y que me llena de orgullo poder llamar amigos. Es seguro que me olvidaré de alguno, pero sabrá, en caso de enterarse, disculparme. En nombre de ellos sé que puedo decir que contéis con nosotros para cuanto necesitéis.

Como haría en Facebook, en este artículo daros por etiquetados (a lo loco y sin orden alguno, que soy yo, leches): José Ángel Olavarría, Anna Tsanis, José Luis Santos Abaunza, Aurora Caballero, Gema González Santos, Mila Martínez, María Ángeles Roba, Paco Mañanes, Charly Montenegro, Óscar Becerril, Gustavo García, Judith Pérez, Regino Mateo, Quique Gordaliza, Cristina Otero, Marisa Otero, Víctor de la Herrán, Ruth Carrasco, Félix Arrizabalaga, Raúl Gil, Iván Gómez, Javier Ruiz, Javier López, Pedro Casares, Estela Goicoetxea, Eugenia Gómez de Diego, Cristina González, Pica, Carmen, Rosa, Isabel, Pilar... y, por supuesto, Leonor, nuestra 'mami' Leonor.

Y siempre, siempre, José Félix.