domingo, 10 de julio de 2022

Entre una España que muere (de calor) y otra España que bosteza

Miren, qué quieren que les diga si el tema del que habla todo el mundo, el único tema del que habla todo el mundo, es la maldita ola de calor que nos asfixia como si hubiera sido ideada por un dirigente perturbado de la Agencia Tributaria ¿quién soy yo para cambiar de tema? Y, sobre todo, ¿creen ustedes que me da a mí la neurona para hablar de otra cosa? Ni modo, la tengo ocupada en coordinar lo que yo llamo respiración y cualquiera con más facillidad para el tratamiento del detalle, mayor y mejor uso de la palabra que yo y más paciencia a la hora de fabricar metáforas, o sea, cualquiera, llamaría el boquear de un pez a 100 metros de la acumulación de agua más cercana.

Y volver, volver, volver...
 
Solo a mí se me ocurre volver a escribir en plena ola de calor. Nunca he sido muy consciente (eso lo saben sobradamente quienes hace años que siguen mis ‘disquicosas’. Los nuevos ya se irán dando cuenta, ya). ¡Pero si todo el mundo sabe que a casa se vuelve por Navidad! Pues yo no, yo vuelvo de cara al verano, con la calorina instalada en tó  lo alto y con media España ahogándose y la otra media, la que nos ‘hiela’ el corazón, gozando más que un chonuco en cochiquera de este clima subsahariano.
 
Así somos en este país. Nos pasamos la vida divididos. Estoy convencida de que si instauraran la división de opiniones como modalidad olímpica no habría manera humana, ni siquiera divina, de que nos desalojaran del podio.Ahí te dejo la idea, Iceta. Y de gratis.
 
Basta darse una vuelta por las redes sociales para comprobar que no hay manera de que un grupo de españoles se ponga de acuerdo en ningún tema que se trate. Da igual lo que sea. Incluso aquellas cosas que, a priori, nos habrían de unir a todos es imposible no darse de morros con el discordante de turno. Para mí que en algún oscuro rincón de algún departamento de a saber qué ministerio se organizan ciclos de discordantes y que todos seremos llamados ‘a filas’ en algún momento. Como un sustitutivo del antiguo servicio militar. Ya les avisaré si confirmo mi teoría,  con la ‘papela’ de presentarme a filas mediante.
 
Y ya ven, yo vuelvo por mis fueros. Una vez más el tiempo y el espacio se me hacen huéspedes y no encuentro manera de hablarles de lo que yo venía a hablarles porque las ideas, derretidas hoy, también es verdad, se me van de vacaciones a los cerros de Úbeda y ni modo de hacerlas volver  para cumplir en tiempo y forma con lo que venía yo a contarles. Que también les digo que ya me gustaría a mí acordarme de qué era ello, pero no me pidan imposibles, los rizos me ocultan el bosque y mi neurona sudorosa da lo justito para pasar la mañana. Ya, si eso, otro día.