jueves, 25 de noviembre de 2010

Su certificado, por favor

Leo en la prensa de hoy que en la ciudad brasileña de Sao Paulo van a exigir a Papá Noel la presentación de un certificado de penales para poder ejercer. Tras la estupefacción inicial, me lanzo de hoz y coz a leer atentamente la noticia y ya salgo de mi estado de estupor y lo entiendo todo. No es que no se fíen del pobre Noel, que visto cómo anda el mundo lo mismo podía ser, a quienes les van a pedir los papeles es a los aspirantes a suplantarle durante la campaña navideña en los centros comerciales. Claro, una cosa es la suplantación consentida y fenicia de personalidad y otra muy distinta es que cualquier delincuente pueda sentarse un niño a las rodillas con a saber qué oscuros propósitos.
Otro error. A los comerciantes de Sao Paulo no les preocupa la seguridad de los infantes pedigüeños. Bueno, hay que tener en cuenta que a los brasileños con posibles todo lo pedigüeño les preocupa más bien poco, ya pidan juguetes a Papá Noel , comida, una vivienda digna, ropa o medicinas. Quita, quita. Lo que les tiene sin pegar ojo es una oleada de robos que se ha producido últimamente en los centros comerciales que, aparte de rebajar sustancialmente sus ganancias, les da muy mala imagen a los mercaderes.
Así que esas navidades todo aquel que quiera trabajar emulando al anciano de los renos tendrá que personarse en la cola de la oficina de empleo, o lo que quiera que cumpla el papel en Sao Paulo, con el certificado de ser buena persona y no tener en su poder deuda alguna con la Ley entre los dientes. A tomar por el saco las bonitas historias navideñas de superación personal y social con las que nos obsequian año tras año las televisiones. ¡Que esto es la realidad, señora!
Así que, Marikim, vuelve a poner los tacones en el suelo, criatura, que a ti te dan una historia entrañable y te me haces un lío. La falta de costumbre. Total, que de vuelta en la realidad, que miren que da para unas risas si uno tiene el sentido del humor apropiado, me he puesto a pensar en lo importante que es la seguridad. Ya nos lo dejaron claro el Congreso de Estados Unidos y la dulce Condolezza.
Lo que no consigo entender es que siendo tan importante, ya que han dado el paso, cómo es que se han limitado a los papás noeles. Que digo yo que metidos en harina, le podían ir pidiendo el bendito beneplácito penal a sus dirigentes. No sé, me parece a mí que es muchísimo más interesante en cuestión de seguridad. Y ya que están en ese plan innovador, exporten la idea al resto de países de su entorno y de todos los demás entornos. Que no parece tener mucho sentido que para ser émulo de un señor que lleva regalos a los niños haga falta tanto y para ser cargo electo no pidan nada. Bueno, sí. En realidad, para ser candidato en este país también hace falta presentar el papelito que confirma que no se tienen asuntos pendientes con el sistema penitenciario. Pero claro, si aún no se ha conseguido, pese a estar inmerso en un lodazal judicial, una condena en firme, el sistema penitenciario no tiene nada que decir ahí. Y no me hagan darles nombres que ustedes son gente leída y yo no tengo tiempo, que tengo cosas muchísimo más importantes que hacer. Me tengo que ir a celebrar el Premio Cervantes que le han dado a Ana María Matute. Ya era hora.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 25 de noviembre de 2010).

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