viernes, 19 de junio de 2015

Con cien cañones por banda


Contra mi voluntad y mi costumbre hoy no puedo por menos que darle la razón a Mariano Rajoy, porque cuando la tiene (ni se molesten en intentar recordar cuándo fue la última vez, se van a hacer daño), la tiene.

Que sí, que sí. Que Mariano ha dicho que la intención de los socialistas con los pactos de gobierno en municipios y comunidades autónomas no tiene otra razón de ser que echar al PP de los mandos. ¡Pues claro!

No sé de qué se extraña el presi si lo llevan avisando desde cien días después de su toma de posesión. Que no te queremos, pirata. Ni a ti ni a los tuyos al timón de este barco, que nos lo vas a hundir. 

Luego, cuando el naufragio iba siendo una realidad, y los niños y las mujeres ya habían sido tirados por la borda, se lo han dicho todos los días de todas las maneras posibles. Pero él al timón, estoico de baratillo, sordo al evolucionar de las mareas, sin darle importancia al agua que le desgraciaba los Lotusse que le regaló Viri por navidad, que en casa somos muy de celebrala ¿sabe usted?

Y lo mismo es por el trancazo que ha tenido que agarrar la criatura, con el agua llegándole hasta el cuello, que la fiebre le entorpece. Más, si cabe.

Porque la colección de consignas que ha regalado a los suyos para afearles a esa banda de radicales del puño y la rosa que se alineen con “extremistas a las órdenes de Venenzuela” es de traca. Este hombre un día nos origina un conflicto internacional, como si tuviera poco con lo nacional, y se queda tan ancho.

Falta de diplomacia aparte, le tiene dicho a la otrora alegre muchachada que se jodió la impunidad. Que me les vais diciendo a esos chicos del PSOE que como sigan así se van a convertir en “un partido extremista, radical y alejado de toda centralidad”. ¡Ole! ¡Viva el vino!

De paso, les ha advertido también que los cien días de cortesía los acompañen con cien cañones por banda, no sea que esta gentuza se nos suba a las barbas y se piense que este cortijo es un país democrático. 

Que un concejal transcribió unos chistes de mal gusto allá por el 2011 en su Twitter, acoso y derribo hasta que dimita. Que lo haría yo, chicos, pero estoy dándole los últimos toques a la Ley mordaza y luego tengo una manifestación por la libertad de expresión y no puedo con todo.

Que otra concejala tiene deudas con la ley por enseñar las tetas en una protesta contra la Iglesia, en una capilla situada en una universidad pública, leña al mono hasta que se vaya a su casa. Ocupaos vosotros que yo estaré firmando acuerdos con la Santa Sede y retirando fondos a las universidades.
A este paso y como lo vea chungo, no descarten que se pase de bando con tal de que no le arrebaten el timón.


(Publicado en Gente en Cantabria el 19 de junio de 2015)

... cuando quieren decir pacto?



Yo confieso, así, en modo Zola, que de política sé lo justito para pasar la mañana y cada vez estoy menos segura de que lo que sé sea cierto.

Si contra Franco se luchaba mejor y después nos acostumbramos al bipartidismo con decoración minimalista, ahora esto se está convirtiendo en un sindiós que me tiene, eso sí, de lo más entretenida.

Porque, oigan, una, que es cuadriculada por parte de padre, había entendido de toda la vida de dios que los acuerdos se llevan a cabo en base a intereses comunes y con objetivos parecidos. Pero hete aquí que estaba confundidísima, cosa habitual. Resulta que no. Al menos, no es necesario que los intereses y los objetivos se den en número amplio y tengan más coherencia que la existencia del oso hormiguero. Oigan, que si el interés es únicamente permanecer aupado al sillón de sus entretelas, se pacta lo que haga falta y ya, si eso, se incumple luego, que tampoco vamos a montar un dos de mayo por quítame ahí un imputado.


No entiendo yo que estos chicos de naranja que van a darle la alcaldía de Santander a nuestro admirado súper héroe exijan la salida de imputados de los cargos orgánicos de los partidos pero de que renuncien a sus actas de cargo público no digan nada. Vale, no fui la primera de mi promoción, pero no me digan si no es extraño como un dandy  con lamparones. 

Y que no son los únicos. De pirueta neuronal ha sido lo de la alegre muchachada ofreciendo alcaldías a sus archienemigos con tal de que no entren en los gobiernos municipales los de los soviets circulares y bolivarianos. Ni que fueran a socializarlas. Con lo que tiene que doler eso. Lo de renunciar a las alcaldías digo, que lo de los soviets estoy por verlo con estos ojazos y no parece que se vaya a dar la circunstancia.

Yo, que de política ya les he dicho que no sé nada, hace añísimos que me lié el carnet de militancia a los rizos para aquello tan manido de transformar la sociedad. Pero la jodía corre que no vean. De eso sí me he dado cuenta, ya ven. Y de eso se deberían dar cuenta quienes pretenden tomar por idiotas a los millones de votantes que les han dado su confianza, que hay que tener moral, así mismo se lo digo. Esta sociedad nuestra está en movimiento y cada vez se conforma menos y exige más de quienes la dirigen.

Átense el aviso al dedo, señores mandamases, y dejen de llamarlo amor cuando lo que en realidad quieren decir es pacto.

(Publicado en Gente en Cantabria el 12 de junio de 2015)