miércoles, 17 de noviembre de 2010

Quiero ser de derechas

No consigo recordar si les tengo comentado cuál es la ilusión de mi vida. Les comento tantas cosas sin sustancia que luego se me olvidan las realmente importantes. Esta cabeza mía que no me sirve más que para llevar los rizos...
Pues por si no se lo he comentado antes, se lo comento ahora, no se vayan a quedar con la duda, que es algo muy desasosegante. Yo siempre, pero de toda la vida de Dios, lo que he querido ser es de derechas. Que sí, que lo sé, soy consciente. No va a poder ser. Pero déjenme soñar, que de momento es gratis.
A estas alturas del cuento, ustedes ya ni se preguntarán el porqué de este capricho mío y hacen bien. No tiene ningún sentido. Pero oigan, que nunca vi a ninguno de ustedes preguntándole a Conchita Velasco porqué quería ser una chica yeyé, ni a Sabina la causa de su capricho de convertirse en una chica Almodóvar. Pues a ver porqué yo voy a ser menos.
Pero como en el fondo les tengo aprecio y tampoco es que tenga nada mejor que hacer ahora mismo, se lo voy a explicar. Siempre quise ser rubia. Que qué tendrá que ver, pensarán ustedes. Pues yo qué sé. Pero es pensar en ser rubia, tener el pelo liso y un flequillo que pueda manejar a golpe de dorso de mano y me entran unas ganas de votar a Mariano Rajoy que me tengo que sentar hasta que se me pasen, oiga.
Y luego que todo son ventajas. La primera y principal que la vida es muchísimo más cómoda. A mí eso de no tener que plantearme con el café del desayuno si algo es justo o injusto; si es ofensivo para cualquier minoría, mayoría o patio de vecinos; si alguno de mis representantes públicos prevarica, insulta, roba o se desentiende de sus obligaciones; si las leyes se aplican o cómo de bien se gastan los dineros públicos, verán ustedes, me parece la panacea.
Siendo así, lo único en lo que tendría que ocupar mi linda y teñida cabecita sería en qué modelazo ponerme para asistir a las manifestaciones, de eso no me libro, no, del Foro de la Familia, de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y las que organice monseñor Rouco Varela cuando no sepa en qué dar.
¡Ah! Esperen, que se me olvidaba. También tendría que buscar atuendo apropiado para asistir a los nombramientos de José María como Doctor Honoris Causa. José María Aznar, despistadillos. Es que los de derechas somos así. Enseguida nos reconocemos como iguales y ya nos tuteamos. Ya ven, ni diez minutos que llevo intentando ser de derechas y ya tengo más amigos que Roberto Carlos.
Me estoy dando cuenta según les cuento de que tendré que hacerme con el disfraz necesario para asistir a los tés de las señoras con criada filipina a los que me van a invitar para hablar de cosas de señoras de derechas con criada filipina, claro.
Y que tendré para ello que ponerme al día con el tema de las peras y las manzanas, no sea que me cruce con Ana, Botella of course, y no entienda su elevado discurso social. Yo es que hasta ahora era más de plátanos, qué quieren que les diga.
Y que no se me olvide volver a incluir Intereconomía en los primeros canales de la TDT, que lo había mandado a esparragar allá, detrás de los teletiendas, pero claro está que ahora me va a resultar imprescindible. Y deberé escuchar la COPE. Y leer El Mundo en vez de El País y Público, estar permanéntemente cabreada...
¿Saben qué les digo? Que ser de derechas es agotador. Que mejor me quedo como estoy, que ya tengo costumbre. Y la próxima vez que me dé por soñar será en ser una chica yeyé.
(Publicado en AQUÍ DIARIO el 13 de noviembre de 2010).

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