miércoles, 9 de febrero de 2011

El trío calavera

A ver que yo me aclare que ya saben que soy un pelín torpe por parte de padre. ¿Rubalcaba se ha reunido con ETA con la intención de acordar con los terroristas la disolución pactada de la banda o a Zapatero no le conviene que ETA desaparezca? Es que me pasa de siempre que al señor ese mayor que fue ministro de Interior con José María Aznar no le entiendo. Porque digo yo que o será una cosa o será otra, que las dos a la vez está, como poco, complicado de ser.
Pero claro, teniendo en cuenta que en ese partido en el que milita el señor mayor llevan años empeñados en que Zapatero quiere romper España, cualquier cosa es posible. Porque digo yo que miren ustedes qué tontería conseguir la presidencia del Gobierno y empeñarse en partir el país en trocitos para que se le quede en nada. Para eso se presenta uno a presidente de su comunidad de vecinos y le sale la campaña electoral por unas croquetas y la promesa de televisión por cable para el vecindario. Y luego que el mandato es mucho más cómodo, digan lo que digan.
Pues eso, que yo a estos señores no les entiendo. Claro que tampoco es que me vaya la vida en ello. Es simple y malsana curiosidad. Por aquello de que compartimos espacio vital y a una le gusta ser amable con los vecinos. Pero si no nos entendemos lo tengo dificil ¿no creen?
Al menos a Mayor Oreja no le entendí nunca. Hay gente con la que alguna vez compartí espacios, ideas y conceptos que ahora parece que se hubieran criado en las antípodas. O en las suyas o en las mías.
Nunca fui muy fan de Joaquín Leguina yo. Su periodo de mayor esplendor me pilló joven y tirando a escarlata, así que no he seguido demasiado su trayectoria política, pero es de cultura general que fue el primer presidente de la Comunidad de Madrid y socialista. Y otro de los que me tiene despistada. Hace tiempo que abandonó la esfera de la política de cara al público, así que mi neurona, que necesita descanso, se había reseteado y lo había relegado al olvido. Hasta ayer, cuando leí una entrevista de esas modernas que se hacen por chat, qué menudas cosas inventan los técnicos, oigan. Aparte de otras muchas soplapolleces que no me apetece comentar, soltó sin rubor alguno que “los crímenes tienen su prescripción en el tiempo, pero los crímenes de intencionalidad política cometidos en España entre el 18 de julio de 1936 y el final de 1976, fueron amnistiados por una ley que se votó en las Cortes casi unánimemente, por lo tanto en este caso, la historia, que nunca es la suma de historias personales, debe de escribirse por quienes han hecho profesión de ello, es decir, por los historiadores”. O esta otra perla: “Los niños nacidos en este siglo son ya los bisnietos de los jóvenes que hicieron la guerra. Si no lo hemos superado es que somos tontos”. Y no se vayan todavía, aún hay más. “Es una ley bastante inútil (la de Memoria Histórica). ¿Por qué? porque si se quería enterrar decentemente a los muertos, existían ya normas que lo permitían hacer sin problemas. Y si lo que se quería es una revancha después de la Constitución del 78, eso no es posible, ni legal ni moralmente”.
Verá, señor Leguina, que ese gran pensador que es Pío Moa sea capaz de llegar a la extrema derecha desde la distancia más corta, en este caso, la fundación del GRAPO, y ahora se nos descuelgue con que “ETA y el Gobierno son afines ideológicamente: socialistas, feroces antifranquistas, feministas, partidarios de las dictaduras progresistas… y antiespañoles: ETA ataca la unidad de España y el PSOE es indiferente a ella y al estado de derecho”, es una cosa, que el hombre nunca estuvo muy bien de lo suyo.
Pero que usted, que representó en cargo institucional y en cargos orgánicos al Partido Socialista se descuelgue con tanta soltura de la defensa no de la revancha sino de la reparación histórica, da mucho asco.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 9 de febrero de 2011).

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