viernes, 17 de diciembre de 2010

Rosebud

Si no fuera porque me acabo de enterar de que Blake Edwards ha ido a echarse unas carcajadas al otro barrio, estaría convencida que es, era, la persona que le dirige la carrera mediática a José María Aznar. Ahora que sabemos que ha fallecido también nos enteramos de que ha dejado un digno sucesor. De momento es un desconocido para el público en general y para mí en particular, pero ya verán como, más tarde o más temprano, dará la campanada y no habrá sarao político donde no se lo rifen, ni sátrapa en el exilio que no lo quiera entre sus huestes de leales.
Porque él, o ella, lo vale. No me digan ustedes que no lo hace bien. Si Aznar de por sí ya promovía a la carcajada poco piadosa, desde que se ha hecho con los servicios de este nuevo guionista, hasta Leslie Nielsen palidece, palidecía, a su lado.
Que no es fácil, eh. Que don José María tiene el mismo gracejo que don Francisco, el del 36. No, el portal, no. Pero ahora que está bien guionizado y dirigido, es un no parar. Bien es verdad que de vez en cuando ha tenido algún becario en nómina que le ha hecho parecer el más gracioso del barrio, como aquel que le escribió el guión de la visita al rancho de Bush y le aconsejó colocar los pies encima de la mesa de te de doña Bárbara y le escribió el monólogo aquel de “estamos trabajando en ellou”, para que practicara un casi perfecto acento tejano que fue la envidia en todos los rancheros del entorno. Pero claro, después del éxito que acarreó el corto, el becario se gustó, se vino arriba y ahora, según cuentan las malas lenguas, está en Hollywood haciendo guiones de Big Bang Theory.
Así pues, el ex presidente se quedó descompuesto y sin gracia, hizo mutis por el foro y entre bambalinas dirigió los destinos de su compañía teatral hasta que, vista la ruina en que se sumía ésta por falta de público, decidió dar un giro con pirueta incluida, contratar otro guionista y relanzar su carrera, en plan diva.
Otrora luminaria, durante el olvido al que le sometió el público patrio, un tanto aburrido de su histrionismo vallisoletano, que ya me dirán ustedes si no es para aburrir, se decidió a hacer las Américas, que es algo de mucha tradición entre las compañías de comediantes, y fue en esa época cuando entró al servicio del magnate de la comunicación Rupert Murdoch. Vale, el de Valladolid nunca destacó por su inteligencia preclara pero si nadie le avisó de que en esto de la escena lo que hay que hacer es contratar un agente para que le lleve a uno la comunicación y no al revés, qué quieren que hiciera la criatura.
Ya relanzada su carrera, aclamado al otro lado del charco, indispensable en cualquier foro internacional donde haya algo que decir sobre lo que sea, Doctor Honoris Causa, profesor invitado por universidades de probado prestigio, va tocando el momento de volver a conquistar la patria. Eso sí, poco a poco. Primero, y siempre desde fuera, nos vamos haciendo oír con un guión con garra, moderno, que enganche al público. Así, adquirimos los derechos de Esta casa es una ruina y la vamos promocionando, a ver qué pasa. Esto lo hizo ayer, hoy estará midiendo el impacto causado. Yo, particularmente, estoy esperando el segundo episodio, porque el programa piloto de la sit com promete.
Lo que estoy temiendo es que le pegue un arranque de esos tan suyos y, aprovechando este frío y la nieve, le dé por grabar una secuencia con un trineo. Capaz es.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 17 de diciembre de 2010).

2 comentarios:

  1. me intriga el hecho de que este post se titule ROSEBUD pues no soy capaz de entramar el paralelismo existente entre el patético entorno mediático de Ansar y el clítoris de una amante de Hearst...
    Por no hablar de lo aludida de nombre que me tiene el post,porque Vanessa me pusieron mis padres y Rosebud me puse yo...
    me lo aclaras, plis??

    Besets!!

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  2. Ya sabía yo que te ibas a dar por aludida, cari, pero esta vez, y sin que sirva de precedente, no era por ti. Nena, no puedes pensar que todo el mundo es tan retorcido como tú y yo, así que sólo hacía mención al trineo y a la desfachatez del insigne que tiene ademanes de grande y se queda simplemente en chiquito. No sé si ahora mentiendes, que comprenderme sé que me comprendes, hermana vipe.
    Más besets!

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