sábado, 18 de diciembre de 2010

Plan de negocio

Andamos presumiendo todos, cual pavos reales, de lo bueno de nuestras olas y lo magnífico de nuestras mareas, especialmente desde ayer que la Universidad de Cantabria asegura que Cantabria, junto con Galicia, presenta el mayor potencial de aprovechamiento de la energía de las olas.
La energía que tiene una ola ya nos la descubrió Rocío Jurado. Si eso no era energía que venga La Niña de la Puebla y lo vea.
Lo que no entiendo yo, qué raro, verdad, es el porqué no hacemos lo mismo con otro tipo de yacimientos de energías que tenemos de lo más desaprovechados y que seguramente proporcionarían muchísima más de la necesaria para mover esta región, con lo que, incluso, podríamos exportarla.
Estoy viendo que se me está desarrollando un espíritu emprendedor que me tiene algo inquieta, que no estoy yo acostumbrada a tener espíritus ajenos habitando mi espacio vital y no es que me asuste, pero me molesta, que yo soy muy mía para mis cosas.
Pero sigo con los yacimientos que si no no habrá manera de ir a yacer hoy con Morfeo. Decía que desaprovechamos alegremente un montón de posibilidades de producir energía barata y no contaminante. De hecho, de descubrirse el método de extracción y utilización, posiblemente no sólo no contaminasen, sino que ayudarían a descontaminar un poquito nuestro área de influencia. Lo del I+D+i ya se lo dejo a los expertos, que a mí me están entrando unas agujetas enormes en las raíces de los rizos de tanto pensar.
Imaginen, queridos, qué tranquilo se quedaría el mundo si fuéramos capaces de convertir en energía la mala leche. Un remanso de paz iba a ser el universo. Por no hablar de las distancias cortas. Supongan por un momento que ya tenemos el método de extracción desarrollado y, en plan programa piloto, lo agarramos y nos vamos a hacer la prueba a un plató de televisión donde se esté rodando uno de esos programas que copan los horarios nocturnos de los fines de semana. Ahí hay mala leche para exportar. Sólo con ser capaces de transformarla en electricidad, fíjense lo barato que nos saldría iluminar el plató y emitir la señal del programa. Retroalimentación creo que lo llaman. Y no me digan que no contribuiríamos a rebajar de forma importante la contaminación acústica que producen ese tipo de gallineros. Lo dicho, un invento.
Si funcionara, crucen los dedos, ya podríamos coger el invento y con él bajo el brazo hacernos una gira por otros medios de comunicación, para después de verificar que la cosa es rentable, comenzar el plan de expansión a ayuntamientos, parlamentos, Congreso, Senado, comunidades de vecinos, plazas y mercadillos. A poco bien que se nos dé, nos forramos.
El único pero que le veo yo al asunto es lo silencioso y aburrido que se iba a quedar el país. Qué sería de nosotros, informadores, sin la diaria impertinencia con la que sazonar una crónica política. Qué sería del mundo sin los bocinazos de tertulianos, opinadores y vecindonas en general. Cómo tener a diario nuestra necesaria ración de indignación si no podemos expresarla a voces acodados en una barra de bar.
Tengo que darle otra vuelta a esta idea mía, no termina de convencerme. De momento, ya he rellenado la columna, pero no veo yo aquí energía ninguna que aprovechar. Por si acaso, ustedes vayan buscando financiación y volveremos a hablar del asunto. Eso sí, en voz baja.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 16 de diciembre de 2010).

2 comentarios:

  1. Buenísimo Kim!!

    Ya puestos, se podría plantear el redireccionamiento de las energías invertidas en la ENVIDIA, el ESCARNIO y otras bajezas mentales de esas que tanto abundan...

    Besets desde la vecindad!!

    ResponderEliminar
  2. Así me gusta, vipe, que colabores con buenas ideas al plan de negocio. Ya te iré contando los progresos.

    Besetes, vecina!

    ResponderEliminar