sábado, 11 de diciembre de 2010

De puente y con tos

Ya estoy de regreso, queridos. Sé que más de uno habrá pensado que andaría secuestrada por algún aeropuerto, perdida entre reclamaciones y peticiones de ejecución sumarísima a los controladores por haberme fastidiado el megapuente que acabamos de abandonar, pero no, a veces, y siempre contra mi voluntad, soy más prosaica que todo eso. Cierto es que tenía la oportunidad de disfrutar de unos días de vacaciones, pero como persona organizada que soy, en vez de programar un viaje que pudieran jorobarme los señoritos de la torre de control, fui yo y me programé una gripe.
Sepan que me han salido los planes a la perfección. Cual caracol, col, col, pero sin cuernos al sol, he arrastrado mi cuerpo serrano y griposo por las calles de Santander aprovechando los dos días que nos ha visitado el viento sur. El resto de días, hasta cinco, lo he arrastrado también pero más bien pasillo arriba, pasillo abajo, de mi casa. Destrozada estoy de tanto arrastrar. Destrozada y decidida a no volverme a coger un trancazo como este en lo que queda del invierno. ¡Qué aburrimiento! Pero claro, es lo que pasa cuando se contratan vacaciones a lo loco y no se informa una convenientemente antes de tomar la decisión. Anda que si llego a saber que el vecino ocasional de arriba va a elegir reformar su casa durante el puente va a ponerse enferma Rita The Singer.
Tampoco tenía previsto que me visitaran unos testigos de Jehová madrugadores y pelmas como sólo pueden ser los testigos de Jehová madrugadores y pelmas, que digo yo que alguno normal habrá. Pues estos no. Si no llega a ser porque mi cerebro no estaba en plenitud de facultades les arreo un berrido constitucional y les aplico el Estado de Alarma en todo el colodrillo.
Eso sí, entre tos y tos he tenido todo el tiempo del mundo para disfrutar como una enana de la mano de hierro de Rubalcaba. Qué grandes momentos nos da este hombre. No calcularon bien los chiquitos del control sus posibilidades. Cuando uno se marca un órdago, tiene que haber calculado las probabilidades del contrario además de las propias, en caso de ir en serio. Y si se va de farol, apechugar con que el que se tiene enfrente esté más loco que uno y además tenga cartas para ganarnos.
No contaron los sinvergüenzas con que Rubalcaba iba a mayor, a pares y tenía juego. Le echaron el órdago de una huelga encubierta e ilegal, la amenaza de que esto no había hecho nada más que empezar y que la partida duraría hasta Navidad y se encontraron con la 31 de mano de laproclamación del Estado de Alarma. Miren que me gusta a mí el mus, pero contra Rubalcaba no juego yo una partida ni harta de frenadoles.
Lástima de don Alfredo no tenga sosías en todas las instancias del Estado de Derecho, porque iba a ser una risa la aplicación férrea del Código Penal, o lo que quiera que sea de aplicación en estos casos, al niñato mediático ese de César Cabo y sus secuaces después de haberse negado a declarar ante el juez ayer mismo. Espero que cause tantísima indignación el hecho como causa, con razón, cuando quien lo hace es un etarra. Y no se me subleve nadie que no estoy comparando.
Ya estoy deseando que llegue el próximo puente a ver qué nos depara el destino.


(Publicado en AQUÍ DIARIO el 10 de diciembre de 2010).

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