“Nunca rompas el
silencio si no es para mejorarlo”.
Ludwig van Beethoven
Ludwig van Beethoven
Al insigne sordo
le quedó una frase redonda, hay que reconocerlo. De esas que de joven quedan
muy apropiadas escritas en la tapa de una carpeta de estudiante y de crápula,
en la puerta de un baño público.
Pero el
silencio está hecho para ser roto. Si para apreciar la belleza es necesario
distinguir la fealdad, o para reconocer el amor hay que haber sufrido el miedo,
el silencio no tendría entidad propia si no existiese el sonido. De la música,
del mar, del viento, de los millones de ruidos que nos rodean, de las palabras,
las protestas, las reclamaciones, las críticas…
No tiene que
temer don Ludwing, que no le faltan adeptos que opinan lo que él y velan porque
el silencio se conserve sin mácula. Que ni el viento le toque, porque tiene
pena de muerte el viento si le toca. (Qué quieren, soy de la generación de
Verano Azul).
Todo empezó
con un rey campechano saltándose todo protocolo y mandando callar al difunto
Hugo Chávez. Y le quedó tan propio y le jaleamos tanto su campechana defensa del
canalla que no damos abasto para asistir a réplicas mucho menos campechanas e
igual de intolerantes. La última, hace unas horas, de la mano del ministro de
Defensa mandando callar con un gesto a la diputada de UPyD que le cuestionaba
la (no) actuación de su departamento ante una denuncia de acoso sexual y
laboral en el Ejército.
Este ha sido
el exponente más reciente de la afición al silencio que les ha entrado en esta
legislatura a los chicos y chicas de la
alegre muchachada, otrora tan dicharacheros, pero no la única. Rajoy está
absolutamente entregado a esta moda. Arrancó fuerte y desde un plasma, no
contestando preguntas de los periodistas, y derrota en tablas ‘ordenando’ al
líder de la oposición que no vuelva al Congreso “a decir nada”.
Tanta es la
afición al silencio de nuestro presidente y su alegre muchachada que lo salvaguardan por ley. La ‘ley mordaza’ que nos ha impuesto
su mayoría absoluta nos impide mejorar el silencio del PP. Sale demasiado caro.
(Publicado el 13 de marzo de 2015).
No hay comentarios:
Publicar un comentario