lunes, 31 de enero de 2011

Las ratas

Queridos, estoy preocupadísima por lo que está ocurriendo en Londres. Me tienen en un sinvivir las tribulaciones de David Cameron y la terrible plaga de ratas que, al parecer, asola la residencia del primer ministro inglés y de su ministro del Tesoro. Bueno, quizá las palabras terrible y plaga sean un poquito exageradas en este caso. Creo que no va a hacer falta ni contratar al flautista de Hamelin. En realidad parece ser que sólo son tres las ratas que se han visto, eso sí por televisión que ya se sabe que impresiona más y todo se magnifica, recorrer la distancia que separa ambas residencias, es decir, un muro, porque el responsable de los dineros del Gobierno de Cameron vive al lado de su jefe, en el número 11 de Downing Street. Eso es buscarse el curro al ladito de casa, sí señor.
No se crean que lo que me preocupa es la asquerosa aparición de los roedores, que me pilla lejos y, al fin y al cabo, son animalitos de Dios y de lo más sociables. Y si no me creen, busquen la noticia que oí el otro día sobre un matrimonio que tiene en su casa adoptadas ni sé cuántas ratas como mascotas. Que tienen una habitación propia y todo los animalicos. No una individual, que es una casa y no un complejo hotelero para roedores, entiéndanme, si no una para todas. La habitación de las ratas, la llaman los caseros. Ya lo decía El Gallo: hay gente pa’ tó.
Les decía que no es lo que más me preocupa la ‘plaga’ en sí, que allá se las apañe el primer ministro con sus roedores. Lo que me inquieta es la constatación de que la vieja Europa nunca será un todo con gente tan rara como los hijos de la Gran Bretaña en la pandilla. Que miren que hay países en el viejo continente, miren que hay realidades culturales, económicas y sociales distintas, miren que nos parecemos poco los unos y los otros, pues eso no es nada cuando una se enfrenta a la realidad de los británicos. Que gente que enmoqueta la cocina y el baño no puede estar muy bien de lo suyo, qué quieren que les diga.
Y me inquieta también esta vuelta a la metáfora, al cuento, para ejemplarizar a la plebe. La última vez que alguien tuvo esa magnífica idea y la exportó al por mayor montó la de dios es cristo y así seguimos dos milenios después. ¿Que exagero? Ni una miaja. Porque la noticia es reciente, pero hagamos un seguimiento y veremos que esto trae cola. En concreto, una por bicho.
Para empezar, los tres ejemplares de la avanzadilla ya tienen nombre. Así son los ingleses. Dave, George y Nick en atención a Cameron, Osborne y Clegg. Ya se están haciendo chistes, cómo no. El humor inglés, esa institución. Michael Dugher, diputado laborista, ya ha dicho que los roedores han cogido las riendas del Gobierno de Su Majestad. Un carnaval es la City estos días. Y por si fuera poco, como mister Cameron ha decidido buscarse un gato para afrontar como corresponde al premier británico el problema y coger al zorro por los bigotes, estos días es un no parar de publicar la historia de los gatos que en Downing Street fueron. Primero, Wilberforce, que sobrevivió a cuatro primeros ministros. A su muerte, llegó Humphrey, bautizado en honor de la serie favorita de La Dama de Hierro, Yes, minister. Humphrey logró superar el periodo Major, que ya es mérito para un inglés, no les digo nada para un simple gato. Lo que no logró llevar dignamente fue el laborismo, no me digan que esto no es metáfora pura y dura, y Cherie Blair le dio pasaporte por higiene (¿). Después llegó Sibyl, que no vivía en el 10, sino en el 11 de Downing Street, con el ministro del parné, pero tuvo que pedir la excedencia al servicio de Su Majestad por nostalgia de su lluviosa Escocia. Una gata con morriña. Esto ya es lo más. Y lo de que fuera escocesa también da para unas cuantas reflexiones, eh.
Y para terminar este bonito cuento inglés, la consabida moraleja. Cameron se nos presenta como un hombre concienciado. En vez de aprovechar la temporada de rebajas y salir a comprar un gato en la tienda de mascotas más cercana, ha encargado el minino a una protectora de animales para adoptarlo.
Vamos, a esta magnolia sólo le falta una ilustración de Richard Scarry. Y a mí, dejar de pensar maldades.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 29 de enero de 2011).

viernes, 28 de enero de 2011

Al borde de un ataque de nervios

Tranquilos, que no soy yo. Me encantaría ser una chica Almodóvar, pero estoy viendo que, entre la templanza de mi sistema nervioso, cachaza lo llaman algunos, y la proximidad de las Elecciones municipales y autonómicas, la muchachada popular va a copar el casting.
Pulsando la opinión de la gente que opina, que luego están los que no sueltan prenda, no entiendo por qué están tan nerviosos, pero el caso es que lo están. O eso o han decidido quitarse la careta y salir en plan kamikaze a disparar a todo lo que se mueve. Y al paso que van no se va a menear ni el Tato, que empiezan a dar miedito.
Ya les hablé ayer del campeón Arenas y la incombustible postulanta Aguirre. Hoy no me muevo de casa, que se me va un pico en viajes con cada desmán de los amigos de la Gürtel y, además, estoy agotada.
El miércoles, nuestro bienamado alcalde montó en cólera y a punto estuvo de mandar al carajo el acuerdo de la ordenación del frente marítimo porque a la candidata socialista a ocupar su puesto, Eugenia Gómez de Diego, le pareció oportuno reunirse con los vecinos de Castilla-Hermida para escuchar sus cuitas sobre los temas que preocupan al barrio, entre ellos este. Pues al alcalde no le pareció tan oportuno, por lo visto, ya que amenazó con romper el acuerdo si la candidata osaba. Y la candidata osó. Faltaría más.
Veo necesario que alguien le comente al primer edil que ya no está prohibido que los ciudadanos se reunan en grupos de más de tres, que lo mismo no está al día. Tiene el hombre tantas cosas en la cabeza que es normal. No puede estar en todo, aunque él diga que sí y se dedique a perseguir cacos por las inmediaciones de ese mismo frente marítimo que peligró por un instante, lo que le duró la rabieta de infante y le consiguió calmar Christian Manrique, presidente de la Autoridad Portuaria, asegurándole que el acuerdo seguía vigente y adelante viento en popa a toda vela.
Otra prueba del nerviosismo de los chiquillos es el trajín que se traían el mismo miércoles con las comisiones pedidas por la oposición en el Ayuntamiento de la ciudad. Primero que no las convocamos, que lo que ustedes quieren es cobrar por asistir y nosotros no lo necesitamos porque estamos todos liberados, chincha, revincha. Y que no lo digo yo que lo pudieron ustedes escuchar en vivo y en directo de boca de ese gran cómico que es Eduardo Arasti, portavoz municipal de los populares, en la cadena SER. Con bronca incluida, según me han contado. Luego, cuando la bronca radiofónica ya circulaba por todos los mentideros de la ciudad y el caco del alcalde ya había tomado posesión de su calabozo a espera de juicio rápido, recularon y en la misma tarde del miércoles las convocaron con carácter de urgencia y no respetando los cauces oficiales para ayer jueves. ¿No queríais comisiones? Pues taza y media. Maratón de comisiones que os va. De ocho de la mañana a seis de la tarde, comisión va, comisión viene, hasta 16. Un no parar, oiga.
El asunto del frente marítimo, un chiste; el de las comisiones, un circo; la detención de cacos en primera plana, una sobrada… Le tengo que pasar la información a Pedrooooooo, que con esto se hace una trilogía y muy mal se me tiene que dar para no pillar un papel. ¡Eh! Que yo también persigo cacos. No, no me refiero a los alegres muchachos del PP. De los que corren, digo.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 28 de enero de 2011).

jueves, 27 de enero de 2011

Por un puñado de votos

Todo pasa y todo queda... decía el cantor. Y a mí esto de que el Partido Popular ahora se haya abonado al club de los aficionados a los cantautores me viene fatal. Qué quieren, estoy haciendo un curso de sectarismo acelerado y aunque lo acabo de empezar ya se me está poniendo el talante de un rígido que, cualquier día de estos, soy capaz de quitarle el apodo a Margaret Thatcher.
Bastante mal trago pasé cuando, sin despeinarse, María Dolores de Cospedal se reivindicó, por ella, por sus compañeros y por Mariano el primero, como representanta del partido de los trabajadores. Que casi me da un pasmo. Cualquier día de estos se me descuelgan convocando una huelga general y tendremos un disgusto.
Pero no va a ser hoy, no. Hoy (ya saben, ayer, aunque en realidad fue anteayer) se me han levantado con el rancio subido. Hoy, ayer, no me vuelvan loca, anteayer, habían vuelto por sus fueros a hacer lo que más les gusta: tirar de clásico. Es una de las reglas fundamentales de la vida: si algo funciona, no lo cambies. Pues nada, ellos fieles a sí mismos abrieron el cajón de los discursos que tanto nos jalea nuestro público, que parece que Mariano está un poquito alicaído y antes de que llegue a punto de estar ‘alitumbao’ tendremos que animarle, y buscando en el baúl de los recuerdos encontraron el guión del argumentario de la semana. Total, sólo llevan casi siete años estirando el tema, por qué no seguir un poquito más.
Pues a ello que se ha puesto, diligente como él sólo, el campeón Javier Arenas. Se permitió el lujo de llevarle la contraria a los jueces y declarar que hay una conexión entre el terrorismo islamista y ETA en los atentados del 11 de marzo. “Es prácticamente imposible que un terrorismo intervenga una nación azotada por un terrorismo interno sin que exista una vinculación”, se quedó a gusto el señorito, citando fuentes, eso sí desconocidas, de la lucha antiterrorista. Pero ya está el tema otra vez en las portadas.
Y como buena francotiradora, Esperanza Aguirre o la cólera de Dios, le jaleó con palmas alborozadas a ritmo de tanguillo de Cádiz y pidió que “se indague en algunas cuestiones que se han dado por zanjadas” acerca de la autoría de los actos terroristas. Y ni un pelo se le meneó a la duquesa consorte. A ver lo que tarda José María en volver a asomar el hocico para seguir calentando el ambiente, que últimamente se le ve con muchas ganas de hacer campaña electoral.
Porque ya sabemos que, aunque no oficialmente, estamos en campaña electoral, pero, en serio, señoras y señores del PP, no todo vale. Mal está que se inventen acusaciones contra el PSOE y el Gobierno que les señalan como instigadores de la mayor tragedia terrorista que ha vivido este país, que es decir mucho, muchísimo Pero eso apenas importa, ya estamos acostumbrados.
Peor me parece que trafiquen con el dolor de 192 familias por un puñado de votos.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 27 de enero de 2011).

lunes, 24 de enero de 2011

Si nos dejan

A ustedes que les tengo confianza les confieso que estoy hasta el ‘ruso’ del tanga de sentir la obligación de tener que justificarme a todas las horas del día, si no es por una cosa, es por otra. Por fumar; por beber, de forma moderada casi todo el tiempo; por que me guste el fútbol, la copla, Sabina, el jazz, el reagee, las montañesas, el blues, el tango, el soul, los boleros, el ska, las habaneras, el rock, el folk, Serrat, el cine negro y las novelas de Agatha Christie, madrugar, trasnochar, cocinar o ir a la playa; por ser socialdemócrata, por ser mujer, por ejercer de ambas; por creer en Dios; por no creer ni respetar las doctrinas de esa institución llamada Iglesia católica; por tener amigos de izquierdas, de derechas e, incluso, mediopensionistas; por ser optimista; por escribir; por no discutir salvo que sea cuestión de vida o muerte y aún así a regañadientes; por decir lo que pienso; por pensar lo que digo; por creer que la mayoría de los seres humanos son de buena pasta... ¡coño!... por existir. Que es que parece que en este país no es admisible ser feliz. Y no digamos nada parecerlo.
Sale una a la calle un día cualquiera y a la que se encuentra a cualquier ser humano conocido le toca responder a un cuestionario interminable que tiene como único objeto hallar su, mi, punto débil. ¿Por qué? Porque sí. ¿Quién dijo que tuviera que existir un objetivo concreto para tocarle la moral al prójimo? Pues eso.
¿Qué por qué les cuento esto? Porque puedo.
No, ahora en serio, por dos razones fundamentales, aunque hay más, a saber: por tenerles a ustedes informados de mis aconteceres, que es que les tengo a capricho, no se quejen, y fundamentalmente porque pienso que ya es hora de darle un vuelco a nuestra mismidad y ponerla proa al horizonte.
Va siendo tiempo ya, queridos, asumámoslo, vamos teniendo una edad, de que nos dejemos de tontunas y nos centremos en lo importante. Soy una firme convencida de que todos nosotros tenemos un ombligo monísimo y que nos pasaríamos las horas recreándonos en su contemplación, pero, créanme, es una pérdida de tiempo que no tenemos, que hay mucho que hacer.
Dejemos ya de quejarnos de las deudas que la vida, así, en general, tiene con nosotros. Pues en unos casos más y en otros menos. Pero en cualquiera de ellos es inútil, la vida es sorda como una tapia. Así que en vez de quejarnos pongámonos a trabajar para cambiar nuestras vidas.
Empezaba quejándome de esa sensación de tener que justificarme que, en mi caso, no es más que una sensación porque no considero a nadie capacitado para hacer dicha solicitud. No vine así de serie, he tenido que aprenderlo. Pero ahora que lo he aprendido y puesto en práctica, se me ha quedado el rincón de los complejos que parece un descampado.
Y eso es lo que quiero, espero, que ocurra a mi alrededor. Sobre todo en ese alrededor que forma parte de la izquierda política, mi izquierda política. Verán, es que nunca he entendido, y ya me empieza a aburrir, esos tremendos complejos con los que acarreamos desde el inicio de los tiempos. Y no los entiendo porque no tienen sentido. Y si no tienen sentido ¿qué sentido tiene conservarlos?
Se nota que he estado de mitin esta mañana. Suelo llegar crecidita y creer firmemente que es posible desterrar viejas costumbres. Ojalá esta vez sea cierto. Hay que cambiar tantas cosas que por qué no empezar por esta. Fuera complejos y justificaciones.
Somos estupendos y se lo vamos a demostrar. Si nos dejan.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 24 de enero de 2011).

sábado, 22 de enero de 2011

Me gusta que los cerdos vuelen

A mí es que me encanta este país. No podía ser de otro modo, claro está. Con este sentido del humor tan mío que tengo y dedicándome a lo que me dedico no se me ocurre mejor lugar en la tierra para residir. Que es que tenemos de todo, señora. Si se quiere usted reir, no dará a basto con el día a día que, por otra parte, tiene la facultad de ser muy versátil, porque lo mismo le sirve para un roto que para un descosido. Quiero decir que le da para echar su buena dosis de carcajadas diaria y en la misma medida para cogerse el cabreo del siglo que le durará un día, tampoco se crea que lo puede estirar demasiado, porque al día siguiente llegará otra remesa de nuevos motivos.
Por regla general, a mí es fácil hacerme reir. No vean lo que es el momento de lectura de periódicos en mi casa. Estoy por asegurar que cualquier día de estos se me presenta una patrulla del SEPRONA en casa, previa denuncia de algún vecino, buscando una manada de hienas de contrabando o algo similar. Pero también tengo mi lado oscuro, también. Hay días que los juramentos a grito alzado que suelto a troche y moche podrían hacer reventar un medidor de ruidos. Como verán, mi vida es un carrusel de sensaciones y, aunque les sorprendan, no parece que haya síntomas de desequilibrio mental grave por los alrededores.
Y hay otros días, como hoy, en los que de repente mi humor es una balsa. Hay noticias que me provocan un estado de confianza en que puede ser cierta esa esperanza hecha slogan de todo puede cambiar si se trabaja en la dirección adecuada, con ganas y por una buena causa. Hay gente que me demuestra algo que ya sé, que se dedica a la labor política por convicción, por ideales. Algunos pensarán que soy una ilusa, sólo puedo decirles que peor para ellos. Lo tienen que pasar francamente mal tan convencidos como están de que nadie hace nada por nadie si no hay una contraprestación por medio. Además de estar rotundamente equivocados. Pero no quiero desviarme del tema que me traía hoy aquí.
Esta mañana me he enterado del proyecto de Ley de Vivienda que está preparando el Gobierno Vasco. Y qué quieren, se me puso el humor a hacer piruetas.
Nuestra Constitución garantiza el derecho de todos los españoles a tener una vivienda digna. Y el Gobierno de Euskadi ha decidido ponerse manos a la obra. El anteproyecto establece el derecho subjetivo a la vivienda para aquellos colectivos cuyo acceso al mercado libre les podría hacer caer en riesgo de exclusión social. A los solicitantes de estas ayudas se les proporcionaría una vivienda en alquiler o, en su defecto, de una prestación económica con la que hacer frente al mismo. Otro de los aspectos que prevé el anteproyecto es la consideración de vivienda vacía cuando esté desocupada de forma continuada durante más de 2 años, salvo que concurran motivos que lo justifiquen. Este punto es la base para el establecimiento de un canon que “podrán imponer” los ayuntamientos por un importe de 10 euros anuales por cada metro cuadrado útil. Que ya se sabe que algunos solo reaccionan, en su caso sí, si se les toca el bolsillo.
Me gusta lo poco que hasta ahora conozco de esta Ley. Si es así, tal como lo he entendido, me parece no sólo necesaria sino valiente. Y me parece una prueba de que con voluntad política se puede gobernar para los ciudadanos, llegar a acuerdos y soluciones.
Pero claro, yo soy una rojaza a la que le gusta que los cerdos vuelen.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 22 de enero de 2011).

viernes, 21 de enero de 2011

Un hombre de verdad

En verdad, en verdad les digo que tengo que dejar de ver la televisión por una temporada o me pondré peor de lo mío y esto va a ser un ‘sindiós’.
Ayer fue la inefable Cuca y hoy el apasionante mundo de los anuncios. Miren que soy yo aficionada al mundo de la publicidad y que tengo las tragaderas lo suficientemente dadas de sí como para andar persiguiendo a los creativos por otra cosa que no sea el puro y estricto mal gusto. Claro que el anuncio que ayer casi me provoca un sangrado en las retinas y, de paso, un derrame cerebral es en sí mismo una oda al mal gusto de manual. Lo que ya no sé es si me debería ofender tanto o más que a cualquier hombre que se lo eche a la vista, que tampoco quiero yo parecer un personaje de Dostoievski.
Soy consciente de que a estas alturas, queridos, ya ni se toman ustedes la molestia de preguntarse de qué demonios estoy hablando. Y hacen muy requetebien, porque para qué si se lo voy a contar. Pues pongamos uñas a la tecla, que no quisiera que se me aburrieran antes de tiempo y se vayan a leer cualquier noticia interesante y me dejen aquí tirada con mis sinsustancias.
Como no hay manera de sustraerse a la avalancha publicitaria, véase la cadena que se vea, salvo La 1, of course, llegados esos momentos de hacer caja acostumbro a poner el piloto automático, los ojos en blanco, la mente en traslúcido y me dejo llevar por la sinfonía de detergentes, colonias, métodos infalibles para parecer más jóven, recetas caseras que tienen de caseras lo que de infalibles los métodos, papillas para niños y leches varias. Les recomiendo el sistema, rara vez hay heridos.
Pero ayer me debió pillar el momento fenicio en una hora tonta, lo cual no es muy difícil, y fui consciente por primera vez de un anuncio de una gran superficie comercial que ahora, a estas alturas, pretende hacernos creer que lo suyo no es un negocio sino una ONG. Esto lo sé, la intencionalidad, porque sí que había visto algún que otro de los anuncios de la campaña y había tenido que hacer un esfuerzo para no salir como loca a consumir en uno de sus establecimientos para elevar el nivel de habitabilidad del planeta y las condiciones de vida de sus gentes. Espíritu solidario que tiene una.
Me asaltó, ya les digo, el anuncio en cuestión y como me encontró desprevenida le presté atención. Maldita la hora. Me encontré de repente ante la imagen de un ser humano de género masculino talla XXL, con una imagen un tanto, cómo les diría yo, casual. Y les digo casual porque, gracias a los metrosexuales que en el mundo son, el ir descamisado por la vida no siendo seguidor de Evita, enseñando la camiseta de tirantes y el pelo en el pecho, ahora ya no lleva implícita la etiqueta de guarro. Pero claro, lo que tampoco lleva implícito, como reza la voz en off del spot, es que el señor de la pantalla sea “un señor hombre, de los que dicen las mujeres que ya no quedan”. No vean el respingo que pegaron mis rizos. Que, por otra parte, no fue nada comparado con el vuelco que me dio el corazón cuando en la siguiente imagen me aparece mister Cromagnon arrastrando un carrito de la compra, hortera a más no poder, y haciendo alarde de la hombría, “a lo Paco” (sic) que supone acarrear con semejante monumento al mal gusto mientras se pasea uno por un centro comercial abarrotado de señoras realizando tareas propias de su sexo y condición.
Señores empresarios, amigos publicistas, la hombría tiene poco que ver con lo que sus neuronas han perpetrado. Habrán retirado ustedes las bolsas de plástico de sus líneas de caja, haciendo un indudable bien al planeta, pero procuren contárnoslo de una manera que no ofenda a la inteligencia de gran parte de los habitantes de ese mismo planeta.
Por el bien de mis rizos se lo pido.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 21 de enero de 2011).

jueves, 20 de enero de 2011

Memoria Histérica

Está visto que una no se puede tomar unos días libres, que vuelvo a la realidad y me supera. Y no es que no esté entrenada, que a estas alturas, y robándole la frase a mi compañero Román, una estudió esto de escribir en West Point y anda siempre a la que salta. Pero ya podían dejar de saltar por unos días los anormales mediáticos, que esto es un no parar.
La incursión futbolera de mister Ali la tengo un poco abandonada, mayormente porque lo de elucubrar si es bueno, malo o mediopensionista es un ejercicio que no me apetece con este frío que hace, no vaya a ser que me agarren unas agujetas en las meninges y no está una para desperdiciar neuronas que, como bien saben, es un bien escaso y no estamos para tirar nada. Los dimes y diretes de la política regional son un poco más de lo mismo y las agujetas son una cosa pero la atrofia neuronal tampoco es buena. Y las múltiples maldades que se me ocurren sobre la presencia de Íñigo de la Serna en la inauguración de la sede de la Fundación Bruno Alonso se las pueden imaginar ustedes perfectamente a estas alturas del cuento y con lo que nos vamos conociendo ya.
Menos mal que siempre hay luminarias de la información que nos dan, además de grandes ratos, temas sobre los que escribir. Me disculparán ustedes que utilice el término luminaria para referirme a Cuca García de Vinuesa. Evidentemente, en este caso, la utilización del epíteto es una figura literaria que no va más allá, porque la señora de luces va más bien escasa. Eso sí, si no se la toma uno en serio, para unas risas ya da.
Lo último que he sabido de ella, y que espero saber en mucho tiempo, que lo poco agrada y lo mucho cansa, ha sido una salida de pata de banco que ha tenido en su programa La noche de Cuca que se emite, cómo no, en el canal humorístico Intereconomía. Creo que desde el día de emisión andan en Paramount Comedy haciendo ofertas millonarias por su cláusula de rescisión, no les digo más.
Y es que Cuca, que ya con el nombre lleva hecha media carrera como lideresa de la carcajada, no contenta con el peligro que supone dejar suelto y sin bozal a Salvador Sostres en un plató, se vino arriba e intentó el más difícil todavía. Pero hasta Ángel Cristo manejaba un látigo cuando se enfrentaba a sus leones. Cuca no. Cuca se enfrenta a las llamadas del público sin parapeto ni detente bala que valga. A pecho descubierto. Entiéndanme, esto es una forma de hablar, que Cuca, otra cosa no, pero es muy decente.
A lo que iba. Estaba Cuca en su programa, tan feliz y dicharachera como sólo ella sabe ser, cuando llama un mozo, fan suyo, para pedir que le dedique una canción a su pareja por su próxima boda. Entra Cuca en éxtasis de felicidad por tener un público tan estupendo y tan respetuoso con la tradición como para casarse después de siete años de noviazgo “de los de verdad” (sic). Claro, que ya lo dice el refrán, la felicidad dura poco en la casa del pobre y va el mozo y le suelta, así, sin preparación, ni anestesia, ni nada, que él se va a casar con Juan Manuel. Había que ver la cara de la cavernaria. Poco menos que vomita allí mismo, en vivo y en directo. Si no hubiera sabido qué significa ‘demudar’, me hubiera hecho perfecta idea en ese momento. Hasta por su vida temí, mirén que les digo.
Pero lo que es la profesionalidad, oigan. Inmediatamente se repuso del trance, después de negar categóricamente que se hubieran podido cruzar por Lavapiés, hasta ahí podíamos llegar, y echarle un responso al chaval, que quién le manda, también es verdad, ilustró a las acémilas que la pudieran estar viendo con su versión cristiana del matrimonio, para acabar asegurando que “la familia la inventó Jesús”. Ahí, revisionando. Si esto no es digno de una Ley de la Memoria Histérica que venga Dios y lo vea.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 20 de enero de 2011).

sábado, 15 de enero de 2011

Carta a los Reyes

Queridos Reyes, majos, como no es que haya sido muy buena que digamos ni en el pasado año ni en los anteriores, no me he atrevido a enviarles esta carta en la fecha que, en rigor, correspondía. Luego he pensado que no podía dejar pasar la ocasión. Cuestión de elegancia y saber estar.
Majestades, no les molestaré con peticiones para mí, no creo merecerlas, pero sí me atreveré a hacerles un ruego, que es más un consejo para ustedes, para que puedan mantener el nivel que siempre tuvieron. Sé que no es lo común y que no será fácil, que ustedes están por encima del bien y del mal, pero inténtenlo, saldrán ganando y con ello, todos nosotros. ¿Quieren hacer el favor de decirle a su retoño que se informe de a quién le hace entrega de según que galardones? A ser posible, antes de que los entregue, más que nada para que vaya preparado, listo, ya, y no haga el canelo diciéndole, pongamos por caso, al alcalde de Santander que “la necesidad de una cooperación entre administraciones locales y agentes públicos y privados para fomentar seriamente la innovación en los municipios es algo imprescindible para lograr una economía verdaderamente sostenible”. No por nada, es que, mayormente, le importa un carajo. Que sí, que sí, lo que yo les diga.
Verán, majestades, a ese señor a quien el príncipe le hizo entrega ayer (entenderán que para cuando les llegue esta misiva hayan pasado unos días, que el Pony Express ya no es lo que era, osea, el pasado día 13) del premio que el Ministerio de Ciencia ha otorgado a la ciudad de Santander nombrándola Ciudad de la Ciencia y la Innovación, éstas ocupan, dentro de su orden de prioridades, el mismo lugar que Manolo García y Quimi Portet. Que a mí no me gusta hablar, conste, pero es que este muchacho está más ocupado haciéndose fotos, en las que sale guapísimo, en las inauguraciones de las obras que le pagan otros y, claro, no tiene tiempo para estas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas.
No es mi intención que sus majestades le echen la bronca al heredero, no. Sólo que le adviertan de que se lea mejor la letra pequeña cuando le toca hacer este tipo de papelones. Que la culpa no es suya, no vayan a castigarle sin la paga, que tendrá la criatura muchos gastos que afrontar. La culpa es de quien tuvo la feliz ocurrencia de otorgar el dichoso premio a una ciudad cuyo alcalde no sólo no está interesado en el I+D+i, más allá de instalar semáforos led y pantallas de plasma en los autobuses municipales para informar a los ciudadanos vaya usted a saber de qué, si no que torpedea cualquier iniciativa en ese campo que amenace su tranquilidad vital y tal. Pregúntenle, si no me creen, a Emilio Botín dónde ha tenido que instalar su Centro de Datos. O pregunten por el PCTCAN o cómo le entran palpitaciones con la energía eólica. En casa, a veces, nos preocupa su salud. Luego se nos pasa.
No quisiera entretenerles que tendrán cosas que hacer. Agradecida y emocionada, cual Lina Morgan, se despide atentamente,


(Publicado en AQUÍ DIARIO el 15 de enero de 2011).

viernes, 14 de enero de 2011

La maté porque era mía

Jueves y 13. Fecha para la historia negra del año 2011. Trece días hemos vivido del nuevo año y ya tenemos la primera víctima de la violencia de género. De hecho, las dos primeras. A.M.S.B., de 42 años, y su hijo de 16. La tercera, el asesino de ambos, lo voy a considerar un daño colateral. No es muy piadoso, lo sé, pero llega un momento en que hasta la piedad se agota. A él se le agotó, por lo visto, bastante antes que a mí y decidió que su pareja no merecía seguir respirando si no era en su compañía, bajo su tutela pulmonar, alrededor de su vida. De paso, quizá en lo que consideró su último acto piadoso, asesinó también a su adolescente hijo aunque no nos dejó dicho si por pura furia homicida o porque el chaval no fuera testigo y víctima viva de su barbarie.
Ahora, todos nos preguntaremos una vez más qué es lo que puede llevar a alguien a cometer semejante crimen. Volveremos a llevarnos las manos a la cabeza para mantenerla anclada al cuerpo ante el despropósito. Volveremos a guardar minutos de silencio, a concentrarnos en señal de protesta, como si tuviéramos la necesidad de estar todos juntos para afrontar el dolor, eso a los que nos duele, claro, a hacer mil y un intentos de explicación sesuda y madura del porqué, una y mil veces desearemos que algún día, antes de cometer el crimen, al asesino le dé por suicidarse, repetiremos lo que ya es un ritual. Un triste ritual.
Pero también habrá quien considere que todo esto es una exageración de las feministas, 'feminazis' nos llaman ahora en una elevación a los altares de la ley Godwin. No faltará quien considere que las víctimas se lo habrían buscado de una u otra manera, que ya me gustaría que me explicaran cómo se justifica un asesinato; quien sacará a colación afrentas sufridas en sus propias carnes para justificar adjetivaciones aunque lo sentirán mucho muchísimo por las víctimas; quien hablará de lo normales que eran como familia, de la vida tan apacible que llevaban, de que él era una persona tranquila, normal, qué miedo me da la normalidad adjudicada por los demás; quien llamará al teléfono de ayuda a las víctimas para insultar y amenazar a las operadoras; quien menospreciará hasta el insulto y la mentira los esfuerzos institucionales por intentar acabar con esta lacra; quien vomitará su percepción de la valía, más bien de la inexistencia de ésta, de las mujeres que dirigen estas instituciones y no les digo nada si quienes las dirigen son hombres… o sea, nada nuevo bajo el sol, por desgracia, todo esto ya es un clásico.
Pero las cosas son las que son. Una mujer y su hijo han sido asesinados por un hombre que no era capaz de soportar que la pareja con la que compartía su vida no fuera de su propiedad. Un hombre que, parece ser, veía cómo la mujer que tenía a su lado se había cansado de su compañía e iba a elegir seguir su vida sin él, ejerciendo la libertad con la que todos venimos de serie. Un cobarde que no fue capaz de asumir que no era el epicentro de la vida de otra persona, que no era necesario para que ella siguiera respirando, sintiendo, viviendo. Y como no era capaz de asumirlo, la mató. Porque era suya.

016 Teléfono de atención a las víctimas de maltrato. La llamada es gratuita y no deja rastro en la factura.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 14 de enero de 2011).

jueves, 13 de enero de 2011

El Estado del Magnolio

Dicen los abogados de Julian Assange, ya saben, el cotilla ese de los cables del Departamento de Estado de EEUU que está acusado de dos delitos sexuales en Suecia y que, de momento, espera futuro en Londres, que si su defendido llega a ser extraditado a Estados Unidos puede acabar siendo reo de muerte. Así, a bote pronto, parece la cosa un poquito exagerada, pero viendo cómo se las gastan por los iuesei, qué quieren que les diga, yo ya soy capaz de hacer acto de fe sin despeinarme los rizos.
La cosa legal al otro lado del charco, y la de este lado así así, es para mí incomprensible más allá de los topicazos extraídos del cine y la televisión, que ya me dirán ustedes la fiabilidad del asunto. Pero aún así, hay cosas que me da a mí la sensación de que no deben ser muy de recibo, ocurran al lado del charco que ocurran. Hace unos días leía la noticia de que el gobernador del muy racista estado de Mississippi puso en libertad a dos hermanas condenadas a cadena perpetua con la condición de que una le done un riñón a la otra. Y sin más escarbar parece todo muy bucólico, tierno y, si le ponemos un poquito de hierba, incluso pastoril. De la cadena perpetua a la libertad salvándole la vida a una hermana. Capra hubiera hecho una bonita película con este guión.
Pero si uno rebusca un poquito más, resulta que hay varios datos que le trastocan el proyecto al querido Frank. Las protagonistas fueron condenadas a pasar el resto de sus días en prisión por robar a mano armada 11 dólares a dos hombres que las llevaban a un club nocturno de Mississippi, en 1993, cuando ambas rondaban la veintena. Nadie resultó herido y aún así, las hermanas Gladys y Jamie Scott fueron a dar con sus huesos en la cárcel para toda la vida. Tengo entendido que es preciso, para dictar una condena justa, tener muy en cuenta la proporcionalidad de la pena y en este caso no es que se cumpla mucho. Que lo mismo tiene algo que ver que las Scott sisters sean negras en el antiguo estado secesionista. A quién se le ocurre, si es que van provocando.
Cuando ya las reas habían dado por perdida la esperanza de que alguien se acordara de ellas, resulta que el gobernador del Estado nos ha resultado ahorrador y considera que el tratamiento médico de Jamie, enferma del riñón, “crea un costo sustancial para el estado de Mississippi”. Así que ni corto (?) ni perezoso ha tomado la decisión de hacer un trueque: la libertad para ambas si Gladys le dona, en el plazo de un año, uno de sus riñones a su hermana. Ahí, saneando la sanidad pública (?) y, de paso, las arcas del sistema penitenciario.
Ahora bien, en Estados Unidos es tan ilegal como en España la compra-venta de órganos. Ya saben, por aquello de intentar abolir el tráfico ilegal. Tampoco está bien visto el chantaje, que no es esto otra cosa. Sobre la ética del asunto no voy ni a desperdiciar una letra, que no estamos para gastos.
A mí me alegra mucho la puesta en libertad de Gladys y Jamie, pero no la forma ni el fondo del asunto. Aunque ya les digo que yo a los yankees no les entiendo. Y no me extraña nada de nada el nerviosismo de Assange.
Mississippi es el Estado del Magnolio. Desde aquí les digo que yo no me hago responsable.
(Publicado en AQUÍ DIARIO el 13 de enero de 2011).

miércoles, 12 de enero de 2011

Paciencia cristiana

No les voy a decir que no entienda el muy sacrosanto cabreo que tiene el párroco de la iglesia de Santa Lucía, José Olano, por el uso que hacen los vándalos del pórtico del templo víspera de festivo sí, víspera de festivo también. Que lleva el hombre ganado medio camino a la santidad, porque ha demostrado tener más paciencia que un santo con la pila de guarros que utiliza las escaleras de la parroquia como asiento preferente para darse a la bebida, montarse la juerguecilla y dejar el entorno en un estado de extraña semejanza con la cola del pan de Sarajevo pero sin cadáveres. Por no hablarles de los directamente cerdos, con mis excusas para los gorrinos en su versión sanota y animal, que orinan allí mismo, que ya les aplicaba yo la Educación para la Ciudadanía en todo el colodrillo.
Si tiene razón el hombre, ya les digo. Lo que me mosquea es que lleve echándole tantísima paciencia cristiana al asunto, porque esto del botellón no es de hoy ni de ayer, que quien más quien menos hemos sido testigos de la barbarie incívica desde hace ya años, y sea ahora, a cuatro meses de las elecciones municipales, cuando se le agote. Y me mosquea más cuando le leo decir que la entrada del templo, reconocido como Bien de Interés Cultural, “es el basurero de la ciudad y eso a pesar de que el servicio de limpieza del Ayuntamiento es muy ágil en su trabajo y adecenta el lugar con diligencia, como así se comprometió con nosotros el alcalde Íñigo de la Serna”. Doy fe de la diligencia con que limpian el desaguisado los operarios del Ayuntamiento santanderino. Mi nocturnidad y alevosía hacen que haya días que, cuando me decido a retirarme a mis aposentos, pase por la iglesia de Santa Lucía y ya luzca más bonita que un San Luis. Entonces ¿cómo se explica el silencio del párroco durante los años de vandalismo salvaje frente a su hartura actual ahora que, aunque sea servicio de limpieza mediante, amance y ve todo limpito?
Yo que soy malpensada por parte de madre, me planteo si no será que el señor párroco, con debida obediencia, se ve impelido a sumar apoyos al alcalde santanderino como buenamente puede. Es que, verán, me salen las cuentas. En tres párrafos denuncia las tropelías que ocasiona una actividad que el primer edil está empeñado en erradicar SHOE mediante. Que ya es mala leche el nombrecito, no es por nada. Además, hace de fedatario eclesial, valga la redundancia, de que Íñigo de la Serna, cuando promete, cumple. Y de paso, elogia la labor de los trabajadores municipales que nunca está de más. Todo ello, eso sí, compadeciéndose y entendiendo a la chavalería destrozaparroquias porque, pobrecitos, en algún sitio tendrán que meterse cuando llueve.
Yo le sugeriría a don José que si tan buena relación tiene con el alcalde ruegue por nosotros y le pida que en vez de patrullas anti botellón les dé a los chavales alternativas de ocio. Es que verá, a los propios jóvenes y a los que una vez lo fuimos se nos ha quedado ya la boca seca de pedirlo y claro, así no queda otra que beber algo.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 12 de enero de 2011).

martes, 11 de enero de 2011

¿Por qué no puede ser el principio del fin?

Por más que me empeñe en convencerles de que soy una mala persona, y de convencerme a mí misma de paso, no se crean, hay días en que me tengo que apear de la burra y reconocer que no soy más que una pobre infeliz con pretensiones de bruja.
Ayer, ya lo saben ustedes, ETA hizo público un comunicado en el que declaraba un “alto el fuego permanente, general y verificable internacionalmente” y la Madre Teresa de Calcuta que llevo dentro pegó un respingo de alegría. Que conste que no es que crea que esto es el fin, no soy tan lerda, pero ¿por qué no puede ser el principio de ese fin? Pues parece ser que por cojones, punto pelota.
Entiendo la cautela ante el anuncio. No sólo la entiendo sino que la comparto. A ver si ahora resulta que después de cuatro décadas dándonos disgustos se van a levantar una mañana y van a decidir que ese es el día. Todos estamos ya más que hartos de que nos exploten las esperanzas en plena cara, pero, por favor, démonos una tregua nosotros mismos.
Estoy de acuerdo con Rubalcaba, vaya novedad, eh. No es la noticia que estábamos esperando, pero no es una mala noticia. Y sí, yo también me siento más segura hoy que hace dos días. Más segura con respecto a ETA. No tanto con respecto a otras cuestiones que, si bien es difícil que me resulten mortales de necesidad, las veo de tan difícil solución como la del conflicto vasco.
Ya saben, queridos, que soy una viciosa de la información y como tal, cuando escuché por la radio la noticia del alto el fuego, me lancé a leer las webs de los periódicos a ver cómo se recibía la buena nueva. Y cometí un error.
Sí, yo, que odio la participación de público en cualquier espacio televisivo o radiofónico, lo siento, no soy perfecta y sí muy dada a la vergüenza ajena, una vez acabado de leer el artículo en la web de Público seguí, sabrá Satanás porqué, leyendo los comentarios. Y ahí es cuando volví a tener miedo. Pero no de los gudaris con txapela enrroscada, no. Esta vez me entró miedo de anónimos conciudadanos que alardeaban de pacíficos y que reclamaban el fin de la historia de ETA a tiro limpio. O que achacaban la existencia de los terroristas a José Luis Rodríguez Zapatero, que de todos es sabido que gobierna España hace más de 40 años. Tontunas, dirán ustedes. Y yo, pero me preocupa la violencia oral con la que se expresan esos conciudadanos, la rabia que destilan, las ideas peregrinas que se les ocurren, la facilidad con la que reparten culpas y responsabilidades. Por supuesto, deo gratia, la mayoría de la gente que opinaba era normal en sus expresiones, en su desconfianza y en su deseo de que llegue la paz de una buena vez. Pero a mí me preocupan esos otros. Esos que todo lo ven muy claro, sobre todo en sus odios. Esos que ponen mirillas de rifle sobre quien no es de su agrado. Y esto último no es una metáfora. Pregúntenle a Sarah Palin.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 11 de enero de 2011).

domingo, 9 de enero de 2011

Pajarillos por aquí, pececillos por allá

Una, ignorantona como es, no deja de sorprenderse día a día con las cosas que tiene la ciencia, que ya saben ustedes que avanza que es una barbaridad. La semana pasada, o esta, que no sabe una ya con tanta fiesta en qué día vive, se produjeron varios fenómenos meteorológicos verdaderamente extraños. La lluvia no es extraña en sí misma, pero cuando lo que llueven son cientos de pájaros o café del campo, ya me contarán ustedes si la cosa es para preocuparse o no.
Pues a mí me preocupa. Y me preocupa más allá de la muerte de tanto animalillo, que sí, que es una pena, que no le habían hecho daño a nadie. Me preocupan casi más las explicaciones que he leído del fenómeno. Dicen los que estudian estas cosas, que ya son ganas, francamente, que puede ser debido al estrés que les han podido producir las celebraciones del fin de año. Pues no vean cómo deben celebrar el fin de año en Arkansas. Osea, como esto se confirme, el año que viene no me esperen para comer las uvas, que estaré en la plaza mayor de Little Rock, esperando las campanadas matasuegras en ristre y que sea lo que Dios quiera.
Miren que me suelo yo tomar a la ligera las protestas por los ruidos nocturnos, pero si bandadas enteras de avecillas se estresan hasta el punto de morir en pleno vuelo por unos petardos de nada, lo mismo me lo tengo que hacer mirar y pedirles disculpas, incluso encargar algún rosario de desagravio en la iglesia de Santa Lucía, a los miembros de alguna asociación vecinal de nuestra ciudad por lo que suelo pensar de sus protestas.
Claro que, como hay gente ‘pa’tó’, ya lo decía El Gallo, otros estudiosos, vaya si hay gente que estudia de todo en este planeta, oigan, achacan las muertes a una posible tormenta que habría tenido lugar a tremenda altura y habría acabado con los cráneos de los pajarillos agujereados a base de granizazos. Osea, que vayan abandonando teorías conspiratorias que impliquen a la NASA, a la CIA o a cualquier otro organismo tan a mano siempre para conspirar. Que es una lástima, porque una buena conspiración nos mantiene siempre entretenidísimos, recuerden si no el asunto de los peones negros. Y tampoco es achacable a cualquier fenómeno paranormal que es otra de las cosas que nos gusta disfrutar, como bien sabe Iker Jiménez.
De todas formas, no se crean que esto no da para pensar. Porque claro, lo de la tormenta de granizo en el cielo de Arkansas o en el de Falköping, localidad sueca donde también mueren bandadas de pajarillos al son del granizo, pues parece una explicación de lo más lógica. Pero ya cuando lo que mueren son bancos de peces en un río de Maryland, y vuelve a aparecer como posible explicación la del estrés de los animalillos, pues como ya les digo que soy ignorantona me preocupa que esto pueda ser una plaga bíblica o algo y se empiecen a estresar todos los bichos del planeta, por parejas, como en el Arca de Noe.
Seguro que a alguno de ustedes les puede parecer cosa nimia lo de la alteración nerviosa de los animalitos, claro, porque hablamos de aves y pececillos, pero imaginen ustedes cuando les toque el turno de estresarse a los elefantes o a las ballenas azules. Yo, francamente, preferiría que no me pillara cerca.
(Publicado en AQUÍ DIARIO el 8 de enero de 2011).

viernes, 7 de enero de 2011

Cabalgata electoral

Por más que yo me empeñe en cumplir con los buenos propósitos que me hice para el nuevo año, por más que me programe para intentar ser buena persona o, si acaso, menos mala de lo habitual, por más que intente imbuirme de la inocencia propia de los niños en días como anteayer, no hay nada que hacer, No me dejan. Quizá si pudiera pasar algún día aislada del mundanal ruido, lo mismo lo conseguía, vayan ustedes a saber, pero mi espíritu científico se limita a las mezclas culinarias y ni siquiera tengo gaseosa en casa.
Como no tenía nada mejor que hacer la tarde del día 5, y ante la perspectiva de que me diera por leer atentamente la prensa y sufriera la tentación de romper mi promesa de ser buena, me dispuse a seguir la Cabalgata de los Reyes Magos vía on-line. Muchas son las cabalgatas que he visto en mi vida y es cierto que ninguna podría haber competido con el Carnaval de Tenerife en organización y boato, pero es que no es necesario. Quiero decir que, más allá de lo impresionante o cutre del espectáculo en sí, del número de participantes o del brillo de los anillos de Sus Majestades de Oriente, lo impresionante de estos eventos en concreto son los niños y sus caritas de ilusión, de expectación por lo que va a pasar esa noche, de emoción malamente contenida cuando Melchor, Gaspar y Baltasar echan pie a tierra y les hablan desde el balcón del Ayuntamiento de turno. Lo importante de ese día son los niños, no la Cabalgata.
Pero estamos en año electoral y cualquier excusa es buena para hacer campaña. Créanme que mejor hubiera dedicado mi tiempo a escuchar la radio de los obispos, por poner un ejemplo extremo, porque vaya tardecita me dio la dichosa cabalgata.
Primero, viendo cómo las carrozas de Sus Majestades iban custodiadas por un ejército sarraceno que, además de sables en sus manos y más dorados que Gunilla vestida para Nochevieja, llevaban el paso militar propio de los Moros y Cristianos de Alcoy. Lo del paso y el dorado no tenía más análisis que la horterez y el mal gusto, pero lo de los sables me inquieta. No me parece el mejor ejemplo que dar a los peques.
Después me encontré con el espectáculo de luz y de color que nos montó la organización y que aún no entiendo qué relación tiene con la noche de Reyes. Parecía el Circo del Sol tomando el centro de la ciudad. Que era chulo, conste. Pero también me lo parece un paseíllo de Cayetano Rivera y sería igual de anacrónico, no sé si me explico.
Pero ya el colmo de la desfachatez y la falta de respeto a los niños, que sólo son bajitos, no gilipollas y merecen el mismo respeto que usted y que yo, fue el discurso del Rey Gaspar. Prometer trenes rápidos y solucionar los problemas para que lleguen a la ciudad resultaría de lo más inocente si no fuera porque se dice desde el balcón del Ayuntamiento de Santander, acompañado del primer edil lanzando sonrisillas a diestra y, un poco menos, a siniestra, y que pocos serán los niños de este siglo XXI que hayan pedido un tren a los Reyes.
Dos horas y pico de cabalgata es demasiado tiempo para un infante que, por una noche, quiere irse pronto a la cama y dormir hasta el día siguiente. Y no les cuento nada para una adulta que se encuentra con la manipulación de la ilusión infantil hasta convertirla en un acto electoral.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 7 de enero de 2011).

miércoles, 5 de enero de 2011

Mujeres, ciudadanía y viceversa

He decidido comenzar el año con el cerebro programado en positivo. Más de lo habitual, quiero decir. Y no es que la cosa de la actualidad dé para muchas alegrías, que para eso me va mucho mejor seguir programada en modo poli-mili, que ya estoy acostumbrada y no desgasto ni neuronas ni engranajes.
Pero un propósito de Año Nuevo es un propósito de Año Nuevo y para uno que me hago en mi vida voy a tratar de cumplirlo. Y menos mal que la Vicepresidencia del Gobierno de Cantabria, por medio de su Dirección General de la Mujer, y el Ayuntamiento de Torrelavega me han puesto el arranque, que siempre es lo más difícil, muy facilito. Ayer, Lola Gorostiaga, la vicepresidenta, y Blanca Rosa Gómez Morante, la alcaldesa de Torrelavega, acompañadas de Chabela Méndez, directora general de la Mujer, y Lidia Ruiz, concejala de Igualdad de la capital del Besaya, firmaron un convenio para la dinamización del centro Espacio Mujeres Torrelavega y presentaron la programación para este nuevo año.
Alguien habrá a quien le parezca que la cosa no tiene la menor importancia, pero a mí me ha parecido una inciativa estupenda. Quizá se lleve haciendo este tipo de cosas una eternidad, discúlpame, Chabela, sé que es así en muchos casos, pero no le había prestado la atención debida hasta ahora. Me ha parecido magnífico que exista un espacio donde las mujeres, además de aprender y dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas, culturales o deportivas, rompan tabúes, colaboren entre ellas y con otros, mejoren sus relaciones sociales, aprendan a gestionar su tiempo, desarrollen el autoconocimiento, destruyan estereotipos, aprendan a gestionar y desarrollar proyectos, en definitiva, desarrollen libremente su capacidad de participación en la sociedad. Por todo ello, las felicito y felicito a las administraciones implicadas, a Lola, a Chabela, a Blanca Rosa, a Lidia.
Parecerá cosa de Perogrullo, pero parénse un rato a pensar sobre ello y verán que no lo es, ni mucho menos. Hasta hace bien poco, y aún ahora, los únicos centros para mujeres que decoraban los pueblos y barrios de nuestra región dedicaban sus esfuerzos e infraestructuras a labores ‘propias de nuestro sexo y condición’. Es decir, a realizar labores de punto de cruz o macramé, dependiendo de la situación del centro; o a impartir cursos de cocina, eso sí, casera, que de la de restauración va por la vía oficial y, ya se sabe, los mejores cocineros siempre son hombres. Y las mujeres son las peores enemigas de las propias mujeres. Y son débiles. Y necesitan que las defiendan. Y su sitio está en la casa, cuidando de la familia. Y están programadas para ser madres, enfermeras, maestras... Perogrullo acaba de irse a hacer cola en la idem del paro.
Me gusta esta forma de hacer política. Ofrecer espacios y medios para, como dijo ayer la vicepresidenta, “generar ciudadanía”.
Me ha quedado la cosa un tanto pelota ¿verdad? Es lo que pasa cuando me gusta algo, que no me da apuro decirlo. Y miren, este Gobierno es mejorable pero, en general, me gusta.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 5 de enero de 2011).

martes, 4 de enero de 2011

La soledad del fumador del fondo

Yo no quería, se lo juro que no quería, pero al final me tengo que rendir a los hechos y no me queda más remedio que hablar de la maldita Ley antitabaco. No pienso analizar las ventajas de dicha normativa, ni lo mucho que me joroba tener que salir a la calle a fumar, ni si cumple con las recomendaciones europeas en materia de salud o si resulta que ahora somos más papistas que el Papa. No. Eso lo dejo para las sesudas firmas que se quedarán sin análisis que hacer en cuanto lo de Paco Cascos pase, que pasará, a la historia. Ya saben, el periódico de hoy sólo sirve para envolver el pescado de mañana.
Lo que a mí me preocupa de la bendita Ley, más allá de la hipocresía desde la que nace, es la posibilidad de denunciar anónimamente al vecino si la infringe. Dirán ustedes que soy una exagerada. Puede ser. Pero, queridos, nos conocemos. En este país en que nos ha tocado pacer hay una larguísima tradición de chivateo y un deporte nacional llamado envidia. Junten ustedes lo uno con lo otro, mézclenlo con su pizquita de revanchismo, tan propio también de estas tierras, y siéntense a ver los resultados. Yo ya estoy ahorrando para una pantalla de cuarentaymuchas pulgadas con la que no perderme detalle.
Los mayores del lugar recordarán hechos concretos oídos en la familia de denuncias, verdaderas o falsas, contra rojos, contra azules, entre vecinos, amigos, hermanos, que llevaban implícita, no una multa, si no una condena de cárcel o de muerte. No era broma, precisamente, y existió. Quien no lo haya oído contar en casa puede recurrir a la biblioteca más cercana y no tardará mucho en encontrar ejemplos de esa bellaquería.
Si por un quítame allá esas tierras o ese estanco, o ese pensar tan tuyo que no coincide con el mío, hubo, no hace tanto, quien mandó a otro ser humano a la muerte, imaginemos qué no seremos capaces de hacer por un quítame allá esos humos, enarbolando, además, la bandera de la salud común, del gasto en sanidad, del respeto a la ley.
Cuando escribo esto, tres de enero, a un día de implantación de la norma, ya hay un establecimiento en Sevilla que ha recibido más de 300 denuncias. No puedo evitar pensar que si 300 personas hubieran estado tan diligentes denunciando casos de maltrato posiblemente hubiéramos cerrado el año con menos muertas por violencia de género. A lo mejor, soñar es gratis, sin ninguna.
De momento, los fumadores estamos siendo inspeccionados como bacterias en microscopio. Que si reportaje sobre el primer día sin humos; reportaje sobre el primer día laborable sin poder fumar; comentarios sobre lo sorprendentemente civilizados que somos y lo bien que cumplimos la Ley aún a riesgo de un catarro monumental; preguntas capciosas sobre qué vas a hacer ahora que no puedes fumar en los bares, sonrisilla retorcida mediante... Pues qué voy a hacer, animal de bellota, salir a fumar a la calle, o no fumar, o fumar después, o infringir la ley, o yo qué sé. Eso sí, sea cual sea la opción por la cual me decida tendré la precaución de no incluir tu compañía en ella, por idiota.
Más vale fumar solo que mal acompañado.
(Publicado en AQUÍ DIARIO el 4 de enero de 2011).