Yo, de joven,
quiero ser como José María Izquierdo (aka, El ojo izquierdo) para poder
analizar lo que dicen los de la caverna mediática y los de alegre muchachada
política con tino y rigor, como él, y que no se me escape ni un detalle.
Esto lo llevo
yo queriendo desde el primer día que le leí, pero hoy es más una necesidad que
un deseo. Y es que hoy se me acumulan dimes y diretes y tengo las neuronas pidiendo
auxilio ante tanta necedad y seguro que me dejo algo por el camino.
Hoy, ayer para
cuando ustedes lean esto, empezábamos el día (es un decir, que ya iba avanzada
la mañana) con la noticia de que la infanta Cristina ya no estaba imputada en
el caso ese que protagoniza su marido por presunto sinvergüenza. Me declaro
ignoranta en cuestiones legales pero no puedo evitar que me quede la sensación,
parece que casi universal, por otra parte, de que la justicia no es igual para
todos. Pero tampoco puedo decir que suponga una sorpresa para estos rizos
serranos, que no es que esperaran otra cosa. Pero a cuenta de esto empieza la
ronda de declaraciones ministeriales. Al del ramo, el ministro, quiero decir, le parece “una magnífica noticia porque es una
infanta de España”. Como frase no tengo
un pero que ponerle, pero como declaración de un ministro de Justicia me parece
una puta mierda. Que ya sospechábamos los españolitos de a pie que eso de que
todos somos como siameses ante la ley no era más que una cortina de humo que
pretende ocultarnos que si eres alto y delgado (y ex olímpico) como tu madre y
tu mujer hija de rey, como su padre, es harto difícil que des con tus huesos en
un juzgado. De la trena ni hablamos que es perder el tiempo y ni ustedes ni yo
vamos sobrados ya de nada a estas alturas.
Aún sin haber
digerido las declaraciones de Margallo, viene Fernández Díaz, a la sazón
ministro de Interior, a relacionar el aborto con ETA. Que tienen algo que ver,
dice, pero no demasiado. Está Amparo La Ciega que trina, no les digo más. Luego
ha querido aclarar, comunicado del Ministerio mediante, que lo que quería hacer
era contestar más tarde a lo del aborto y que se ha hecho la declaración un
lío. Oiga, don Jorge, que es usted ministro, haga el favor. Que con decirles a
los plumillas que sobre ese tema les contesta más tarde se le cuadran todos
como si fuera usted capitán general de las Fuerzas Armadas y cazase elefantes
en Botswana.
Pero claro, le
ha podido la afición. La afición a comparar todo aquello que no les gusta, les
lleva la contraria o les incomoda con ETA. Vaya, que yo soy Mike Godwin y les pido royalties
y si se niegan les llevo de cabeza a la SGAE. Por mis ovarios etarras.
¿Piensan
ustedes que con esto teníamos bastante para pasar un martes cualquiera del mes
de mayo? Consérvense así de optimistas, queridos míos, son enternecedores. Y no
se vayan todavía, que aún hay más.
Habíamos llegado
a la hora de comer con estas muestras de logorrea ministerial y nos las
prometíamos muy felices con el análisis de la logorrea de Mourinho que nos
habíamos guardado para la hora de la siesta, cuando nos damos de orejas con el
debate de la moción presentada por el PSOE contra la reforma de la ley del
aborto que perpetra el PP. Vale, no hay que ser Luis Carandell para asegurar
que se iba a montar el pollo y acertar.
Cual Miura de
palo, sale la diputada del Partido Popular encargada de defender la reforma,
Beatriz Escudero, y se disparan las alarmas del detector de necedades. La
diputada por Segovia abandona los chiqueros al paso alegre de la paz para
acabar derrotando en burla. No, no es un error, en burla. Porque no se puede
definir de otra forma, al menos en horario infantil, lo que declaró el morlaco.
El de las pipas Facundo resulta una eminencia a su lado, con ripio y todo.
"¿Saben
ustedes que en España las mujeres que se ven abocadas al aborto son las que
menos formación tienen? No lo digo yo, señorías, lo dice la estadística. La
razón no lo dan los chillidos, la razón lo da un argumento sólido y
contundente". Está el asunto a un nivel que a cualquier cosa llamamos
argumento. Especialmente si es sólido y contundente. Lo de la concordancia de
género se lo dejo a los académicos que cobran por explicar estas cosas a quien
no sabe.
Y luego está ‘la
Estadística’, esa señora que lo mismo nos sirve para un roto que para un
descosido y que nadie ha logrado, a estas horas, saber de dónde viene. Será
hija no deseada de madre ilustrada que fue a dar con sus datos en un hospicio.
Otro argumento
de la misma solidez y contundencia aportado la segoviana es que abortan más las
mujeres asalariadas que las paradas. Y yo, que ya tengo mis ovarios etarras
hartos de rosarios macarras, solo soy capaz de preguntarme qué quiere decir Escudero
con estos ‘argumentos’. ¿Estará justificando la Reforma Laboral como método
anticonceptivo creyendo marcarse puntos con Mariano? Pero entonces, ¿a qué
viene mencionar lo de la formación si al paso que se están cargando la
educación esto en dos días va a ser un erial? No entiendo nada.
Y en esas
estaba menda, devanándose las meninges, que bonitas me las he dejado, cuando me
da por entrar en Twitter, invento del maligno, y leo a mi nueva luminaria algo
que termina por desconcertarme del todo: “Los proabortistas votan defender los
embriones de cefalopodos (se conoce que como son embriones aún no se les ha
desarrollado la tilde) y mamíferos (ah, pues no va a ser eso) porque sufren.
Por qué no defienden el embrión de un ser humano?”.
Y en ese
momento es cuando me entrego de hoz y coz a la teoría de la conspiración, que
si Pedro José puede yo no voy a ser menos. ¡Otra cortina de humo! Cortina, rasgada pero
cortina al fin y al cabo, que pretende mantenernos entretenidos preguntándonos
de dónde saca esta gente tanta soplapollez mientras sus mayores se dedican a
devastar el país.
Tiene la
cortina un ‘costurón’ de tal envergadura que ya imagino que a esta conclusión
habían llegado ustedes mucho antes que yo y sin echarle tanto rollo, pero una
es que es de natural vago, por parte de padre. Eso y que me resultaba difícil creer que gente que tendrá corazoncito, e incluso madre, se ponga tan
alegremente a los pies de los caballos con insensateces de este calibre solo
por mantener impoluto a su líder carismático.
Y aquí lo voy
a tener que dejar, que me ha entrado la risa floja.
Voy a ver si
sueño con Michael Armstrong, que para un martes cualquiera del mes de mayo es
un plan más que ideal.
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