Venía yo al galope, a elegante trotecillo, en realidad, a despotricar del anormal de Sostres y a consultarles sobre si alguien sabe cuándo es el asalto a Tele Madrid, porque va a haber un asalto a Tele Madrid ¿no?, para apuntarlo en mi agenda que tengo yo la cabeza para pocos esfuerzos, cuando me he pegado de bruces con Alicia Sánchez Camacho. Con una noticia que la tiene como protagonista, quiero decir. Me llego a encontrar cara a cara con ella realmente y le quito el récord a Usain Bolt. No se rían que a mí esa señora me da mucho miedito.
Yo es que soy un alma sensible, que se lo tengo dicho. A mí la gente que tiene odios tan profundos e incomprensibles por mi corta mente como los que tiene esta señora me producen terror. Y no ayuda a que se me pase el que la susodicha se promocione electoralmente con un videojuego en el que, cual valquiria a lomos de caballo alado, se pasea subida en una gaviota, de esas que el PP tiene de atrezzo, disparando a inmigrantes. Luego, la buena señora se ha desdicho, cómo no. Que pienso yo que esto de desdecirse debería ser considerado ya como disciplina olímpica.
Decía que la señora se desdijo. O más bien pretendió hacernos creer que lo suyo y la caza del inmigrante había sido un error informático. Otro clásico. Cuando alguien mete la pata y hay la más mínima posibilidad de que haya un ordenador en 500 millas a la redonda, la culpa de todo siempre la tiene un informático. Y miren, por ahí sí que no trago. Llámenme corporativista pero en mi juventud estudié informática y todo esto me parece una locura.
Esperen, que va a ser que no es por eso. Que si me parece una locura igual es porque es una locura. Va a ser eso, sí.
Porque sólo si me planteo que esta señora está loca y la locura es contagiosa y se ha contagiado todo aquel que ha tenido relación con ella en los últimos, pongamos, tres meses, puedo llegar a explicarme cómo se le ocurrió a la caterva de asesores y mentes pensantes que la rodea que el asesinato de personas pudiera tener la más mínima gracia. Lo de que esas personas asesinadas fueran inmigrantes es lo normal viniendo de una mente enferma como la suya que considera que un inmigrante es una persona de segunda o tercera categoría, cuyo derecho a la vida sólo existe si es gracia concedida por mentes como la de la lideresa del PP catalán.
“Lo que ha habido es un desarrollo incorrecto de ese icono”, dijo Sánchez Camacho, para excusarse, eso sí, cuando los medios de comunicación pusieron el grito en el cielo ante la barbarie, ni un nanosegundo antes. No, querida Alicia, el desarrollo incorrecto no fue el del icono, fue el de tu persona. Y el de todas las personas que te rodean y participaron en la creación y difusión del patético jueguecito. Francamente, dais mucho asco. Y mucho miedo.
Lo dejo aquí. Más que nada porque creo que me he dislocado varias uñas postizas por teclear como si me llevaran los demonios o me persiguiera una valquiria a lomos de Pegaso.
O lo que es peor, como si Alicia Croft, a lomos de la gaviota pepera, acabara de aparecer en mi horizonte. Con esta pinta semita que tengo no estaría segura.
Ya no voy a mirar a las gaviotas de la misma manera. Animalicos, qué culpa tendrán.
(Publicado en AQUÍ DIARIO el 18 de noviembre de 2010).
Yo es que soy un alma sensible, que se lo tengo dicho. A mí la gente que tiene odios tan profundos e incomprensibles por mi corta mente como los que tiene esta señora me producen terror. Y no ayuda a que se me pase el que la susodicha se promocione electoralmente con un videojuego en el que, cual valquiria a lomos de caballo alado, se pasea subida en una gaviota, de esas que el PP tiene de atrezzo, disparando a inmigrantes. Luego, la buena señora se ha desdicho, cómo no. Que pienso yo que esto de desdecirse debería ser considerado ya como disciplina olímpica.
Decía que la señora se desdijo. O más bien pretendió hacernos creer que lo suyo y la caza del inmigrante había sido un error informático. Otro clásico. Cuando alguien mete la pata y hay la más mínima posibilidad de que haya un ordenador en 500 millas a la redonda, la culpa de todo siempre la tiene un informático. Y miren, por ahí sí que no trago. Llámenme corporativista pero en mi juventud estudié informática y todo esto me parece una locura.
Esperen, que va a ser que no es por eso. Que si me parece una locura igual es porque es una locura. Va a ser eso, sí.
Porque sólo si me planteo que esta señora está loca y la locura es contagiosa y se ha contagiado todo aquel que ha tenido relación con ella en los últimos, pongamos, tres meses, puedo llegar a explicarme cómo se le ocurrió a la caterva de asesores y mentes pensantes que la rodea que el asesinato de personas pudiera tener la más mínima gracia. Lo de que esas personas asesinadas fueran inmigrantes es lo normal viniendo de una mente enferma como la suya que considera que un inmigrante es una persona de segunda o tercera categoría, cuyo derecho a la vida sólo existe si es gracia concedida por mentes como la de la lideresa del PP catalán.
“Lo que ha habido es un desarrollo incorrecto de ese icono”, dijo Sánchez Camacho, para excusarse, eso sí, cuando los medios de comunicación pusieron el grito en el cielo ante la barbarie, ni un nanosegundo antes. No, querida Alicia, el desarrollo incorrecto no fue el del icono, fue el de tu persona. Y el de todas las personas que te rodean y participaron en la creación y difusión del patético jueguecito. Francamente, dais mucho asco. Y mucho miedo.
Lo dejo aquí. Más que nada porque creo que me he dislocado varias uñas postizas por teclear como si me llevaran los demonios o me persiguiera una valquiria a lomos de Pegaso.
O lo que es peor, como si Alicia Croft, a lomos de la gaviota pepera, acabara de aparecer en mi horizonte. Con esta pinta semita que tengo no estaría segura.
Ya no voy a mirar a las gaviotas de la misma manera. Animalicos, qué culpa tendrán.
(Publicado en AQUÍ DIARIO el 18 de noviembre de 2010).
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