sábado, 20 de septiembre de 2014

Miedo y asco aquí mismo



Digo yo que será cosa del calor de este septiembre tropical porque que me da todo una pereza no es normal. 

Claro que pueden ser otras las razones. Falta de vitaminas o sobreexposición a tonterías varias. Que abusar nunca ha sido bueno y llevamos una temporada, tirando ya a larga, que de necedades vamos más que servidos. Y todo cansa, oiga.

Que el consejero de Educación y Cultura (deposite aquí su carcajada), pongamos por caso,  la líe nada más tomar posesión pudo tener su gracia y servirnos de guía sobre lo que nos deparaba el futuro en este aspecto. Pero lo de insistir en hacer que suba el precio del pan cada vez que abre la boca superaría hasta al santo Job. La última ha sido asegurar que la implantación de la LOMCE en Cantabria se está llevando a cabo con total normalidad. Si tener a toda la comunidad educativa enfrente, toda, es desarrollar algo con total normalidad, a uno de los dos, al consejero o a mí, nos dieron un diccionario de definiciones defectuoso.

Y me estoy oliendo que esa edición concreta, la que lleva defectos, fue repartida a diestra, sobre todo, y siniestra, que también, porque si no es así la alternativa da mucho miedo. A ver si nos vamos a enterar a estas alturas que ‘democracia’ no significa lo que pensábamos y no vean qué follón. Yo he empezado a sospechar esto cuando el presidente del Gobierno de la nación, seguido fielmente por su escuadra de munícipes, se ha remangado y ha propuesto para los ayuntamientos que gobierne la lista más votada, sea mayoritaria o no. Que es más democrático, dice, que el que gobiernen dos o más fuerzas políticas aunque en conjunto superen ampliamente a esa lista. Parece ser que ha añadido algo más acerca de respetar la voluntad del pueblo, pero a esas alturas había dejado de escuchar inmersa como estaba en un cuaderno de ejercicios repasando sumas y restas, que se conoce que las tenía olvidadas. Eso también lo dejé enseguida, que me ilustraban los ejercicios con peras y manzanas y no vean qué enmarañamiento de neuronas y rizos. Lo que me costó desenredar aquello no quieren saberlo.

Como siempre, todo y todos somos mejorables, nuestro presidente regional no solo se adhirió al clamor popular (ha sido casi sin querer), sino que añadió, por su cuenta y por elevación, que la propuesta también era válida para la elección de mandamás de comunidad autónoma. No vaya a ser que se quedara corto el día que decidió reducir el número de representantes de la voluntad popular en el Parlamento de Cantabria. Este hombre debe tener más peligro jugando al mus que Eduardo Manostijeras contando con los dedos. Claro que eso explicaría que haya afirmado hace unos días que gracias a sus políticas se han creado en la región 10.000 puestos de trabajo cuando, según los números oficiales, hay cuatro mil desempleados más, desempleado arriba, desempleado abajo.

Estos son algunos ejemplos, pero ustedes que se mantienen atentos a la información saben que solo con las declaraciones hechas este verano podríamos llenar una Antología del Disparate del tamaño de la Enciclopedia Británica. ¿Cómo no voy a tener pereza?

Y miedo. Y asco.


(Publicado en Gente en Cantabria el 12 de septiembre de 2014).

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