viernes, 20 de junio de 2014

Mars Attacks!



Llevo un tiempo fijándome en que se está imponiendo un novedoso, a la par que desconcertante, género periodístico que a la que nos descuidemos  nos va a llevar a provocar una guerra interestelar de agárrate y no te menees. Me refiero a esa manía que le ha entrado a todo quisque de financiar un viaje al planeta Tierra al primer extraterrestre despistado que se deje cazar y analizarle mientras el mi pobre flipa enormemente con los usos y costumbres humanos. Que ya son ganas de amargarle la vida a un extraterrestre cualquiera que seguramente tendrá familia que le añore y cosas mejores que hacer en su galaxia que vernos a los seres humanos tropezar una y otra vez, en bucle continuo y sin fin, con la misma piedra, que bonita la estamos dejando.

La cosa es que es un método muy socorrido para mostrar estupefacción sin que se note mucho, a la vez que un ejercicio imaginativo que no se lo salta un ‘pasiegu’, ‘palancu’ en mano.

Yo, para empezar, al extraterrestre ese siempre me lo imagino igualito a Marvin, el marciano de los Looney Tunes de la Warner Bros., que esto le quita mucho hierro al asunto. Y como los rizos no me dan para más, lo veo aterrizando en lo alto de Peña Cabarga para empezar su misión de conquista en esta nuestra pequeña ‘aldea gala’, Goscinny, Uderzo y ustedes me perdonarán la tontería.

¿Se imaginan la cara de pasmo del pobre Marvin a la que enfile caminito de la Smart City? Porque ya de imaginarme que nos visita un extraterrestre me lo imagino de inteligencia superior y proveniente de una civilización más avanzada que la nuestra, claro. Que para imaginármelo de otra manera me ahorro el ejercicio y exijo se pavimenten las calles con espejos.

Metida de hoz y coz en el guión, le veo llegando hoy, día de la madre de todas las proclamaciones, y se me enternece el corazón. Pobrecito, le recomendaría una parada en la primera farmacia para recoger un aprovisionamiento de lexatines. A ver quién es el guapo que le explica que el jefe de los humanos que se encuentre por su camino y de muchos más que andan desperdigados por una cosa que damos en llamar ‘piel de toro’ lo es por mandato divino, que no tiene nada que ver con que sea más bonito que un San Luis, no, sino que proviene de Dios. Para un marciano como Marvin eso es una pila de conceptos de difícil explicación. Y eso que nos hemos guardado muy mucho de decirle que ‘la piel de toro’ en cuestión se reclama como estado aconfesional, que tampoco es plan de volverle loco nada más aterrizar.

Además, Marvin ha tenido la mala suerte de ir a caer de bruces en este país el día siguiente de que se produjera el acontecimiento más dramático en la historia de España en los últimos seis años, a juzgar por los lamentos del personal ciudadano: ¡España eliminada en la primera fase del Mundial de Futbol! Llanto y crujir de dientes a la vuelta de cada esquina.

¿Y se extrañan ustedes, queridos míos, que el pobre Marvin se esté tragando los lexatines como si no hubiera mañana? Para un extraterrestre resulta desconcertante que a los humanos nos entristezca más esto que el que haya niños que no puedan comer decentemente, gente que pierda su casa, su trabajo y sus derechos de un día para otro sin encontrar solución ni protección que le ampare, o que los responsables de todo este desaguisado se muestren, además, orgullosísimos de haberse conocido.

Yo les pediría, amigos míos, que tengan paciencia si se encuentran a Marvin un día de estos. Trátenle con cariño. Al fin y al cabo, él no entiende de futbol, de dioses ni de reyes. Él es un marciano normal.

Vale, lo del escobón en la cabeza no ayuda, pero estamos nosotros guapos como para ir señalando las extravagancias ajenas ¿no creen?


(Publicado en Gente en Cantabria el 20 de junio de 2014).

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