miércoles, 6 de abril de 2011

Esta noche hay una fiesta

Cada día estoy más convencida de que a los españoles nos salva de la locura propia y ajena nuestro sentido del humor. La capacidad que tenemos de reírnos de nosotros mismos y hasta de nuestra sombra nos proporciona la vía de escape necesaria para que no nos estallen las meninges con tanta estupidez que tenemos que aguantar cada día.

Tras la vorágine inauguratoria de estos días, en la que podíamos haber muerto bajo una avalancha de gilipollez descontrolada, me encuentro con la noticia de la convocatoria de una rave en el aeropuerto de Castellón. Para los no avisados, una rave es una fiesta multitudinaria que, generalmente, dura toda la noche y mezcla diferentes estilos musicales. Y ahora es cuando ustedes, queridos míos, ya no saben qué pensar de Carlos Fabra, de su aeropuerto, su molt honorable president y sobre la salud de la abuela que parece ser que fuma. Relájense. Que la rave no tiene la culpa. Ustedes saben muy bien qué pensar de Fabra, pillines, no pretendan ahora ir de inocentes. Pero esta vez, y sin que sirva de precedente, no es culpa suya.

La rave inaugural del aeropuerto de Castellón no la ha organizado el afortunado presidente del lugar. Ha sido convocada por algún cachondo castellonense a través de facebook y está teniendo un éxito insospechado.

Si hacemos caso de las personas que han confirmado su asistencia al evento el domingo 24 de abril, casi 6.500 personas (a la hora de escribir esta columna) tomarán las pistas del aeropuerto, obedientes ellas, haciendo caso del discurso inaugural de Fabra que dijo que ese era un aeropuerto para las personas.

Y es que cuando nos ponemos obedientes y graciosos, no hay quien nos supere. ¿Que el aeropuerto es para el disfrute de las personas? Pues allá que nos vamos toda la familia a organizar una fiestuqui, abuela y niños incluidos, que no tengo con quien dejarlos, y el perro también se viene, que si es uno más de la casa no lo voy a dejar tirado por ahí, aburrido y lloriqueante. Él no lo haría. Tía Enriqueta dice que no sabe si podrá llegar a tiempo, porque le gustaría organizar una jornada de punto de cruz en el hospital que inauguró Camps el otro día, pero como de eso sólo hay unos planos, está la cosa bastante complicada. Y lo de los márgenes del río Clariano tía Enriqueta prefiere no hablar, que ella es muy pía y ya estuvo a punto de perder las formas anteayer y comentarle a Alfoso Rus el uso que, en su opinión, le podía dar a las cuerdas con las que quería descolgar a los discapacitados.

Verán, queridos, que la cosa está calentita esta primavera en la Comunidad Valenciana. Siempre tuvieron los chés fama de fiesteros, pero la cosa de la crisis les había apagado un tanto el ánimo. Ahora, vuelven por sus fueros y andan revolucionados organizando fiestas a golpe de plano. A veces me dan envidia.

Luego veo en una recreación animada el proyecto Central Park que Íñigo de la Serna quiere hacer en la Vaguada de las Llamas y se me pasa la envidia. No tiene desperdicio, pero es indescriptible. Al menos, yo no me veo capacitada sin recurrir a la mofa y befa. Y eso es algo que está muy feo.


(Publicado en AQUÍ DIARIO el 1 de abril de 2011).

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