viernes, 22 de abril de 2011

Especialmente en abril

Entre la primavera ésta alterada que vivimos, la inminente llegada de la campaña electoral, las soplapolleces que tiene una que escuchar/ ver/leer, la Semana Santa y otras cosas variadas de la vida, está una como para poner sus ideas y sus rizos en orden. Si es que no sé por dónde empezar.

No es que la primavera me altere mucho, francamente, que a mí me encanta que vaya llegando el buen tiempo, aunque se resista el muy cabrón, pero es que este año ha venido cargadita. De gilipollas, básicamente. Porque hay que serlo mucho para llegar al nivel que estamos alcanzando, especialmente en abril.
Decía el maestro Serrat que “especialmente en abril/ la razón se indisciplina/ y como una serpentina/ se enmaraña por ahí”. Oigan, si no fuera porque anda que no tengo oída yo esta canción pensaría que se la escupía directamente a la geta a José Mari. Que es que hay que tener la razón muy indisciplinada para soltar el reguero de estupideces que suelta este hombre día sí y día también. Que levantarse, poner la radio y escuchar a José Mari decir que Gadafi es un amigo, extravagante, eso sí, no tiene precio. El precio ya lo pone cuando habla de la deuda española y de lo hipotecado que está dejando el solar patrio José Luis. Si lo que no sé es cómo no me da algo cualquier día de estos.
Señor Aznar, José Mari querido, por muy en inglés que lo digas, inglés de Valladolid, eso sí, Gadafi no es un amigo extravagante, es un hijo de puta. Una amiga extravagante es, pongamos por caso, Ágatha Ruiz de la Prada. No sé si ves la diferencia. Por si acaso, yo te la muestro. Gadafi es el señor ese que asesina a su pueblo porque a este ya no le viene bien que le mate de hambre y falta de derechos. Sí, hombre, sí, el terrorista, el del atentado de Lockerbie. Ese señor que se le está poniendo cara de señora mayor con gafas de poli americano. El que va rodeado de una comitiva de amazonas libias. Ese. Ágatha es la de la cara maquillada al estilo Manolo Tonetti y vestida como Pepe, que está casada con ese Segundo Augusto de mal nombre Pedro J. ¿Ves la diferencia ahora? Pues eso.
Menos mal que la misma mañana en la que me despertaba con los desvaríos de José Mari andaba yo con prisa porque me tenía que ir a ver a unos amigos a Durango con los que había quedado para comer. Las patatas con costilla que tradicionalmente ofrecen los socialistas de Euskadi en su Fiesta de la Rosa me supieron literalmente a gloria después de escuchar a Patxi López.
Dos años después de darse el fenómeno físico de que los cerdos vuelen, sigue contagiando su ilusión por lo que hace, su socialismo de verdad, del que se ocupa de los más desfavorecidos y los coloca al principio de la larga lista de tareas por hacer, su pasión por construir la paz en Euskadi, sin excluir a nadie pero no aceptando todo. Me declaro fan incondicional de Patxi y de su capacidad de emocionarse y emocionarnos. Y de hacernos sospechar “que el día más insospechado/ y de cualquier manera,/ en el lugar más imprevisto/ se puede aparecer la primavera”.
Especialmente en abril.








(Publicado en AQUÍ DIARIO el 22 de abril de 2011).

1 comentario:

  1. Kim... si hay que insultar a Jose Mari, su esposa, yerno o resto de la estirpe se les insulta, ¡pues anda que no hay motivos! Pero no me parece este que eliges el más adecuado. Lo de Libia, me parece a mí, es la mayor manipulación informativa que recuerdo, incluso mayor que la de Irak, que ya es decir. Sugiero, te sugiero con toda cordialidad, te informes, por ejemplo, sobre la forma de gobierno del pueblo Libio, única en el mundo, sobre el papel de Gadafi, sobre el envidiable nivel de vida de los libios (el más alto, con diferencia de toda África)... te sugiero ojees los informes independientes que se hicieron sobre aquellos bombardeos a la población de los que los satélites no encontraron rastro. Te sugiero te preguntes cómo es posible que aquello haya desembocado en una guerra civil (nada de revueltas populares), ¡te sugeriría tantas cosas! Aznar es gilipollas, está loco y va por libre, pero los locos tienen una ventaja: ¡no mienten!

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