domingo, 8 de mayo de 2011

El diablo se viste de Prada

Pues nada, oigan, que ya están aquí, como en Poltergeits, las elecciones municipales y autonómicas. A partir de hoy y hasta nueva orden, que será dada el 23 de mayo, sus vidas girarán en torno a actos electorales, peticiones de votos, candidatos, candidatas, urnas, papeletas... ¡ah! y hasta programas, señora.
Y no, no me he confundido. Hasta el 23. Que el 22 los elegimos y el 23 ya están legitimados para seguir dándonos la chapa con sus cosas de políticos, sus mayorías absolutas, sus pactos de gobierno y sus tanques en la calle. Antes de llamarme exagerada, echen la vista atrás cuatro, ocho, años y ya, si eso, luego comentamos.
Como yo no puedo vivir tranquila, va en contra de mis principios, ya me he buscado algo de qué preocuparme en esta campaña electoral: qué narices me pongo yo para comentar unas elecciones. ¿Cuál es la vestimenta que se estila esta primavera para asistir a un mitin? ¿Con qué look me presento yo la noche electoral para no desentonar y que parezca que me tomo en serio todo esto? Porque claro, no es tan fácil.
A ver, imaginen que ganan los míos, que ya tienen ustedes imaginación, criaturas, ¿qué me pongo sobre este cuerpo serrano que no se arrugue con las muestras de efusividad de los compañeros, que no haga sombra a los protagonistas de la hazaña y que aguante una celebración como Dios manda, eh?
¿Y si pierden? Que una es muy bruja pero lo que vienen siendo poderes adivinatorios no tengo, así que el modelazo tiene que ser lo suficientemente versátil como para valer para un roto y para un descosido. Y que no me da el sueldo para irme de cabeza donde Armani, claro, que entonces lo tendría solucionado en un ya y sin tanta pamplina.
Estaba pensando que un trajecito, así, estilo militar podría estar bien. Que, además, se lleva mucho esta temporada. Vale, se lleva más en los países árabes, pero, al fin y al cabo, somos la tierra de las tres culturas. Y luego que me parece muy práctico eso del chaleco antibalas para una campaña electoral, quieran ustedes que no. Lo que ya no veo tan claro es el tema del casco, francamente. Mis rizos tienen cierta tendencia a ‘escupir’ de mi cabeza cualquier cosa que les ponga encima. Miren, eso igual es la explicación de muchas cosas.
Está visto que entre crónica y crónica tendré que darme una vuelta por algún centro comercial a ver qué propuestas se ofrecen de cara a los comicios. Uno que tenga tienda de Prada que, por lo visto, hace interesantes pactos con el diablo.

(Publicado en AQUÍ DIARIO el 6 de mayo de 2011).

1 comentario:

  1. Pues no estaria nada mas, que estos ejemplares de politicos, en general, tomasen el relevo de estar jodidos, perdona la expresión, y eso sencillamente esta en nuestras manos.
    un saludo

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