lunes, 2 de noviembre de 2009

Halloween


Hace aproximadamente 3.000 años, año arriba, año abajo, los pueblos celtas instalados en las actuales Francia, Inglaterra, Irlanda, Escocia y Gales celebraban el final del verano (el Dúo Dinámico aún no había nacido, aunque no os lo creáis) con una mezcla de fiesta de la cosecha y honra a los difuntos. La fecha concreta de celebración de dicha fiesta no está clara, pero todas las versiones indican que transcurría en torno a finales de octubre y principios de noviembre. Dicha fiesta recibía el nombre de Samjain.

Los celtas creían que en la noche de Samjain la barrera entre el mundo terrenal y el espiritual dejaba de existir y los muertos bajaban a visitar los hogares. Para mantenerlos contentos, ponían comida y dulces, evidentemente caseros (tampoco habían nacido los Hermanos Martínez) en las puertas de sus casas y apagaban los fuegos de sus hogares con la sana aunque fría intención de que se alejaran los malos espíritus ante lo poco confortable de las mismas. Por si resultaba poco atemorizador, que ya se sabe que los espíritus son muy suyos, se vestían con extraños ropajes. De ahí, las tradiciones de la visita puerta a puerta y de los disfraces.

Y en esto que llegaron los romanos, que eran ellos mucho de llegar y eso. Y ya se sabe, la forma más eficaz de conquista de un pueblo es arrasar con su cultura y tradiciones y, como dijo aquel (que creo que fue Pascal aunque no me hagáis mucho caso, que lo mezclo todo en plan coctelera) la fiesta (él dijo la materia, pero es que era muy aburrido, animalico) no se crea ni se destruye, simplemente se transforma. Y los romanos transformaron Samjain en la fiesta a su diosa de la cosecha, Pamona que, por cierto, tenía un nombre muy poco serio para una diosa, no es por nada.

Un ratito después llegaron los cristianos, que estos sí que eran de llegar, arrasar y a otra cosa, mariposa. Y como vieron que todo aquello era de lo más pagano pero también de lo más propio para la cosa de honrar a los muertos y mantener los espíritus, esta vez de los vivos, atemorizados y más firmes que el palo de una vela, transformaron Samjain en el Día de todos los santos o, como dirían los hijos de la Gran Bretaña, en All hallow´s eve, término que con la cosa de la erosión terminó derivando en el conocido y aún celebrado Halloween.

Es en Irlanda donde nace otra de las tradiciones de Halloween, la calabaza con la vela dentro. Cuenta la leyenda que un tal Jack, conocido para la posteridad como Jack of the Lantern o, más castizamente, Jack el del farol, era tan malo tan malo que ni en el infierno le admitían y anda vagando por el mundo con un farol construido con un nabo que en su interior porta una vela. Dada la dureza del nabo (esta frase reconozco que me ha quedado un tanto procaz) con el pasar del tiempo se sustituyó éste por una calabaza que son más fáciles de cortar y mucho menos dadas a la procacidad.

Y no es por nada pero tiene narices que, por una vez y sin que sirva de precedente, sean los yankees quienes recuperen y extiendan una tradición milenaria de la vieja Europa.

¿Truco o trato?

2 comentarios:

  1. Pues no sabes cómo te agradezco este post porque no tenía ni idea de donde venía este asunto. El fin de semana especulamos con la cosa de las cosechas y tal pero se nos hacía un poco tarde aún sin tener en cuenta el cambio climático.
    XD

    ResponderEliminar
  2. Este afán de servicio público que me caracteriza. XD

    ResponderEliminar